GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)
martes, 22 de diciembre de 2009
sábado, 12 de diciembre de 2009
ZAPATERO Y MORATINOS FRENTE A LA SOBERANIA ESPAÑOLA DE GIBRALTAR Y SUS AGUAS
ZAPATERO Y MORATINOS FRENTE A LA SOBERANIA ESPAÑOLA DE GIBRALTAR Y SUS AGUAS
Los incidentes que están teniendo lugar en las últimas semanas en las aguas españolas de Gibraltar con la Guardia Civil de la frontera en su cometido de salvaguardarla de la incursión de delincuentes con base en Gibraltar, y el ‘talante’ hacia la colonia, inusitado en trescientos años de colonia, mostrado por el presidente Zapatero, su Gobierno y, ¿cómo no citarlo?, el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, ha puesto en el candelero lo que fue metido en el baúl de los recuerdos por la Democracia desde su implantación: la recuperación de Gibraltar, una colonia mantenida en Europa en el suelo de uno de los miembros de la Comunidad Europea por otro miembro de la Comunidad. [Las veleidades del Gobierno de Aznar negociando una soberanía compartida del Peñón con los británicos fue un absoluto despropósito porque a cambio de poner bandera en el Peñón se renunciaba a lo básico, a lo fundamental, a la soberanía simple y llana que nunca dejó de ser española y, además, con la ‘zanahoria’ de las negociaciones nos metieron políticamente en la Guerra de Irak].
El españolito de a pie, que tiene otras preocupaciones para él más importantes que el ocuparse de profundizar en el asunto de Gibraltar pues para eso hay cargos políticos con abultados sueldos y prebendas que tienen la inexcusable obligación de hacerlo, puede que piense que el tema de Gibraltar es ajeno a la Democracia restaurada en España al terminar la Dictadura y que las reivindicaciones españolas sobre Gibraltar eran cosas del General Franco y los suyos, lo que podría llevarnos a la creencia que, en lo que se refiere a la reivindicación española del retorno de Gibraltar a España, Franco vivió trescientos años porque se da la circunstancia que hace ese tiempo que España exige la devolución del Peñón, y, en épocas como la del reinado de Carlos III, por ejemplo, con muchísima pólvora de por medio.
Por tanto, como quiera que se está poniendo en cuestión con exceso la soberanía española sobre todo el territorio de Gibraltar y sus aguas colindantes, llegándose al extremo de que el ministro Moratinos diga en público que España no renuncia a que le sea devuelta la soberanía sobre el Peñón, dispuesto también a compartir soberanía y otras incongruencias por el estilo, demostrando de esta manera, para sonrojo de la diplomacia española, que no tiene ni la más remota idea del contenido del Tratado de Utrecht en el que, por supuesto, no hay cesión de soberanía por ninguna parte, ha lugar a pensar que el señor Moratinos, con la aquiescencia del presidente Zapatero y el resto del Gobierno, puede meter a España en una negoción con Gran Bretaña y los llanitos sobre la soberanía del Peñón y las aguas que lo circundan sin el preceptivo respaldo del Parlamento español.
Dado que este planteamiento es algo que cualquier español que haya seguido con detenimiento los pasos dados por el Gobierno de Zapatero y su ministro Moratinos en los últimos meses sobre el asunto de Gibraltar, con la escenificación de su denigrante visita a la colonia el pasado mes de julio incluida, le es inevitable el albergar los temores de que cualquier día de estos nos desayunamos con la noticia de que el ministro Moratinos acaba de añadir un apéndice al Tratado de Utrecht dando, o compartiendo, la soberanía del Peñón y sus aguas a Gran Bretaña y los llanitos, y como quiera que esto puede convertirse en una realidad de un día para otro, llamo la atención, con el derecho que me confiere el ser español y el haber hecho la mili como mandaban los cánones, al señor presidente Zapatero, al señor ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y al resto del Gobierno sobre lo siguiente:
1º La soberanía sobre Gibraltar la ostenta España puesto que nunca la cedió y nunca renunció a ella. ¿Qué documento avala esto jurídicamente? El Tratado de Utrecht, la ausencia absoluta de la palabra “soberanía” en él, el mismo Tratado que da cobertura jurídica a la presencia británica en la colonia de Gibraltar, aunque lo hayan incumplido de cabeza a rabo de forma continuada.
2º La soberanía sobre las aguas circundantes del Peñón es española con la sola excepción de las aguas correspondientes al puerto-embarcadero que existía en Gibraltar cuando se produjo la venta política. (Ver croquis de Gibraltar de la época en mi página web http://danielgarzonluna.blogspot.com/ donde podrá ver con claridad el embarcadero y sus aguas y un mapa del puerto actual).
El puerto actual, adicionado al puerto-embarcadero de origen, está construido en aguas españolas, por tanto este puerto, así como el 50%, aproximadamente, de la pista del aeropuerto, están en aguas españolas, y, además, en lo que al aeropuerto se refiere, en la ‘tierra de nadie’ entre las dos fronteras. Por tanto, los guardias civiles que fueron detenidos y llevados al cuartelillo de la policía de Gibraltar no entraron en casa ajena cuando penetraron en las aguas del puerto actual en persecución de delincuentes sino en aguas españolas usurpadas por los británicos..
3º En el supuesto caso que se produjera una negociación con entrega final de la soberana española del peñón y sus aguas a los británicos y llanitos, sin que esa negociación estuviese respaldada por un mandato previo del Parlamento español, nos encontraríamos con que el actual Gobierno de España escinde ‘motu proprio’, sin estar legitimado para ello, un trozo de su territorio y su dominio de aguas del Estrecho y lo entrega a una potencia extranjera, socio de España en la OTAN, que hoy la mantiene como colonia.
4º Ni este Gobierno ni ningún otro Gobierno de España está legitimado para decidir en solitario una escisión de parte del territorio nacional en beneficio de potencia extranjera alguna. De producirse esta premisa, sin que se hiciese sin el respaldo de un mandato del Parlamento español, tal y como se menciona en el apartado anterior, sería, en el caso de Gibraltar, jurídicamente nulo ante la potencia colonial británica y los habitantes del Peñón, tanto los legales como los ilegales. En todo caso, de producirse esa negociación con los requisitos contemplados en el apartado 3º y con el resultado de transferencia de la soberanía a los británicos o llanitos, su validez no sería efectiva mientras no fuese refrendada por votación popular de toda la ciudadanía española en referéndum ya que se trata de una escisión del territorio nacional.
5º Tanto la Gran Bretaña como los llanitos deben tener claro que cualquier tipo de acuerdo que protagonice cualquier Gobierno de España que cambie el concepto sobre la soberanía española sobre Gibraltar y sus aguas, que de forma incuestionable no se cede en el Tratado de Utrecht a Gran Bretaña, será jurídicamente nulo si no tiene el respaldo popular producido en referéndum, según se menciona en el apartado 4º.
6º Todo apunta en la dirección de que el señor ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, no está a la altura del legado de Gibraltar ni de lo que Gibraltar significa para la gran mayoría de los españoles con conocimiento de causa sobre el tema. Su homólogo británico, que no es precisamente una lumbrera, y el llanito Caruana están haciendo encajes de bolillos con él, con sus ‘gestos’, con su ‘talante’ y, de paso, con España entera. Consecuentemente, el señor ministro Moratinos debe ser relevado de su cargo como ministro de Asuntos Exteriores, bien por decisión propia o por dimisión, y, si el presidente Zapatero no está en la situación de afrontar una crisis también dentro de su Gobierno, cosa comprensible, entonces el señor ministro Moratinos debe seguir encargándose de asuntos hispanoamericanos con sus afines, que son aguas en las que nada bien, y ser relevado de todo lo que tenga algo que ver con Gibraltar…..antes que la encharque más a fondo todavía.
En lo que al partido mayoritario de la oposición se refiere, el Partido Popular, debo recordarle que ya cuando el Gobierno de Zapatero decidió dar el valor de tercer socio en la mesa de negociaciones a los llanitos su controversia brilló por su ausencia en la medida de lo que el nefasto paso representaba y la réplica continuada y contundente que semejante despropósito debió significarle. Pasó de puntillas de la creación de la vergonzosa claudicación del tripartito. No hubo el más mínimo seguimiento de los erráticos pasos del ministro de Exteriores en su camino de dar concesiones a los llanitos y regalar ‘gestos’ y ‘talantes’ a cambio de nada. Que los españoles de a pie no estén pendientes del tema de Gibraltar es una cosa lógica porque ya tienen más que suficientes preocupaciones, con toda la que está cayendo, para llegar a fin de mes, pero que un partido que está llamado a gobernar no le dé la importancia y actúe en consecuencia y con la contundencia que el caso requiere sobre un asunto que tanto significa para la dignidad nacional es otra cosa muy a tener en cuenta por lo que nos pueda deparar en el futuro venidero.
Antes o después la propiedad de Gibraltar volverá a la Piel de Toro. España es grande y generosa y le sobra sitio para los llanitos; sólo tendrán que aprender andaluz que, por lo visto, no les será problema alguno porque no hay dudas que se les da mejor la lengua de Cervantes que la de Saquespeare. (En andaluz se dice Saquespeare, es bueno el aprenderlo).
Si bien el artículo del Tratado de Utrecht que se ocupa de la entrega de Gibraltar a Gran Bretaña, el Artículo X, ya lo incluía íntegro en mi comentario sobre Gibraltar del pasado día 25 de noviembre, voy a reproducirlo nuevamente por la importancia que tiene que sea bien conocido por los españoles y por coger poco espacio. Dice lo siguiente:
“El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortaleza que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce en entero derecho, y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno” En el párrafo siguiente dice: “……que la dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra……”.
Mismo artículo con información gráfica en mi página web, ya citada en la segunda página de este escrito.
Las Palmas de Gran Canaria, 12 de diciembre de 2009
Daniel Garzón Luna
miércoles, 9 de diciembre de 2009
EL VICIO HISTÓRICO DE METER LA CUCHARA EN SUELO AJENO
Al día de hoy, y después de echar una ojeada a siglos transcurridos, se puede aseverar que los gestores políticos de España han tenido una fijación por mantener un control férreo sobre el suelo, tanto como si ha sido propiedad del Estado, en cuyo caso es natural, como si ha sido de propiedad privada, en cuyo caso es intervencionismo y metida de cuchara donde no deben, y, en lo que a la actualidad se refiere, pasarse por el ‘arco del triunfo’ el Artículo 15 de la Ley del Suelo española. ¿Que esto ha tenido homogeneidad en otras naciones de la Europa Occidental? Sin duda alguna pero no con la continuidad española y en muchísima menor medida como más adelante podremos ver en el ejemplo comparativo que expondré sobre el concepto español de la propiedad del suelo y el sajón (británico para más señas). Comenzaré por ubicarme en la época en la que se sentaron las bases para que el ciudadano de España, en esa época aún envuelta en lucha por su reunificación, perdiera el poder sobre la propiedad de su suelo en profundidad -en los casos que fuese propietario de suelo- y pasó a ser un propietario superficial del mismo. El artífice absolutista de esta iniciativa fue el rey Alfonso XI, también llamado El Justiciero, a la sazón rey de Castilla y León, cuya proclama sobre el territorio podríamos aventurarnos a definir como una avanzadilla de lo que más tarde, a lo largo del siglo XX, especialmente, se convertiría en doctrina del comunismo sobre el suelo que se fundamenta esencialmente en que el suelo es propiedad del Estado en su totalidad. Los Lenins, Los Marxes y demás tenidos como fenómenos de la ideología comunista del siglo XX fueron, por la distancia en el tiempo en que se configuraron los conceptos, unos angelitos comparados con semejante mente preclara en lo que a voracidad del Estado sobre el territorio ajeno se refiere, aunque él, Alfonso XI, no tuviera a la sazón la más remota idea de que lo que puso en pie ya en 1348 tendría eco como consigna totalitaria con una proyección tan brutal y demoledora para la humanidad como sería el comunismo del Este de Europa de nuestra Historia reciente, aún vivo y activo en algunas naciones del Globo.
Este rey, supongo que con la ayuda no desdeñable de una coorte de masa gris-rojiza, convirtió en ley, a través del “Ordenamiento de Alcalá” de 1348, que el subsuelo de todo el territorio bajo el dominio de su Corona fuese de propiedad del Estado, es decir, de la propiedad de la Corona, de su propiedad para ser más claro, porque, por ser los reyes de la época absolutistas, el Estado era él mismo. En otras palabras, de un plumazo se hizo con el subsuelo de todo el territorio en el que gobernaba su Corona, así, por la cara, nacionalización regia universal del subsuelo. Estas Ordenanzas o Ley que, después de ser ratificada en 1387 por el rey Juan I con las “Ordenanzas de Briviesca”, perduró inalterable a través de los siglos hasta nuestros días, pero no porque fuese un bien común pues sólo beneficiaba a los cuantos de turno alrededor del poder o en el propio poder sino que fue, y sigue siendo, una poderosa arma política en manos de los gobernantes en ejercicio del poder.
Ahora puede haber lugar al siguiente interrogante: ¿ha sido bueno y positivo para los ciudadanos españoles lo que Alfonso XI tomó para sí arrebatando al propietario de suelo de la época el derecho total sobre el subsuelo de su propiedad y que, con el transcurrir de los siglos, ha pasado a ser propiedad de un Estado común, como es el caso en la actualidad? En mi criterio no, no ha sido bueno ni positivo para el ciudadano español esta nacionalización del subsuelo impuesta por AlfonsoXI y tampoco ha sido bueno para España. ¿Razones para este criterio? Las hay, por ejemplo: ha coartado la iniciativa individual del ciudadano a explotar su propiedad en profundidad, tanto si se tratara de mineralogía como petrolífera, sin deber tener otro límite que el que le marcara la propiedad colindante, además de controles adecuados en lo que al aprovechamiento de acuíferos se refiere ya que pueden tener origen en otras propiedades ajenas y ser drenados hacia la propia, lo que necesita de por sí una regulación muy precisa. Por otro lado, el Estado no tenía en las épocas a las que nos remontamos los tentáculos informativos necesarios para detectar dónde sacar riqueza del subsuelo por lo que hubo riquezas que no fueron explotadas durante siglos. Ahora cabe otra pregunta al respecto: ¿tiene algún beneficio el ciudadano del Estado español de los tiempos modernos del omnímodo poder que ostenta éste sobre la propiedad del subsuelo de todo el territorio nacional? Podemos aseverar, dejando un pequeño margen para algunas actuaciones puntuales, que ningún beneficio o casi ninguno; por el contrario, al amparo del ‘paraguas’ de esta potestad absoluta de disponer del subsuelo de todo el territorio y no permitir excavación alguna sin concesión o licencia previa, ha dado pábulo a la picaresca en el poder y a que el tráfico de influencias campara por sus respetos a lo largo de los siglos en lo que a concesiones de la explotación del subsuelo se refiere. El poder corrompe y el poder sobre el territorio, bien superficial o en profundidad, es tremendo y ha corrompido siempre tremendamente.
Por otra parte, nunca el Estado puede suplir a la iniciativa privada en actuaciones múltiples en toda la geografía nacional. El monopolio sobre el subsuelo significó para España un desaprovechamiento inmenso por ausencia de diversidad de explotadores de la minería, especialmente en las Españas de Ultramar donde tuvo implantación y continuidad hasta el día de hoy el tristemente famoso “Ordenamiento de Alcalá” de 1348, refrendado por la “Real Cédula de 1504 de los Reyes Católicos. El abuso del derecho sobre el subsuelo por parte de la Corona de España en las Españas de América tuvo un efecto desastroso para el desarrollo y proyección económica de Hispanoamérica porque limitó a unos cuantos elegidos el desarrollo mineralógico del subsuelo, bien por la vía de la concesión o licencia en suelo de propiedad privada, y cercenó toda posible iniciativa privada del emprendedor individualista en la explotación del subsuelo que se mantuvo atado a concesiones o prebendas otorgadas por el cacique gubernamental de turno, desafuero económico que se ha prolongado a través de los siglos hasta nuestros días, ya que ninguna nación hispana de América ha tenido gobiernos que estuvieran por la labor de otorgar a la propiedad del suelo la del subsuelo por serle intrínseca; esto habría significado pérdida de poder político que ningún político cede de buen grado.
Una prueba fehaciente de lo que ha significado para Hispanoamérica el control omnímodo del subsuelo por parte del Estado la tenemos en la demoledora diferencia que existe entre el desarrollo económico experimentado por la América Sajona (América del Norte) y la Hispana (Centro y Sur América); no es gratuito que la economía de la América Hispana lleve siglos por los suelos comparada con el Norte del continente, no pudiéndose argumentar que ello es debido al carácter indolente hispano o sureño para justificar semejante desigualdad en el desarrollo de ambas Américas; la razón básica está en que en la América del Norte los sajones británicos implantaron desde los comienzos de su colonización el derecho irrenunciable a la propiedad privada en suelo y subsuelo traído al Nuevo Mundo desde Inglaterra, lo que vino a generar múltiples actuaciones individuales de emprendedores en todo lo relacionado con el suelo que es básico para cualquier desarrollo económico. La América hispana, por el contrario, fue encadenada, al igual que la Metrópolis, a las leyes de la Corona que, si bien escribió capítulos de humanidad plagados de aciertos y generosidad, no soltó prebenda alguna sobre el subsuelo y condicionó a sus dominios, especialmente a las Españas de América, a un desarrollo económico en manos de un puñado de individuos, no siempre de buen hacer y desdeño del enriquecimiento propio.
¿Consecuencias de esta avidez por el control del suelo? Están ahí para ver y tocar, especialmente en la América Hispana. El éxodo de hispanoamericanos hacia la América Sajona en busca de un medio de vida es espectacular y no precisamente porque sus respectivos países sean pobres por naturaleza sino porque su desarrollo económico ha estado en manos de pocos mientras que la iniciativa emprendedora de muchos ha sido ahogada por las normas disuasorias impuestas a través de los siglos, entre ellas el fatídico “Ordenamiento de Alcalá” de 1348 del rey Alfonso XI, un verdadero derecho Real de pernada económica impuesto por la Corona del Descubrimiento y mantenido en el correr de los siglos a todo lo que se movía relacionado con el subsuelo.
Ahora puede que se suscite la pregunta: ¿y qué pintamos nosotros los grancanarios en todo este rollo sobre el suelo? Sí, no hay duda que la pregunta es de cajón y voy a intentar trasladar a nuestro contexto de forma resumida a dónde me lleva esta exposición sobre el suelo en Hispanoamérica. Veamos:
Si bien el control del subsuelo por el Estado en las naciones de Hispanoamérica atrasó el desarrollo económico de las naciones hispanas comparado con sus vecinos del Norte, podemos decir que la influencia que tuvo el escaso desarrollo del subsuelo en sus vidas cotidianas no fueron determinantes puesto que casi nadie contaba con ese factor como de vital importancia para el día a día de la vida; es decir, había otras actividades sobre el basto territorio con las que poder ir tirando. Por tanto, la no explotación del subsuelo en todas sus posibilidades no fue vital para el vivir cotidiano. ¿Y cuál podría ser el dato comparativo de la América Hispana con Gran Canaria en lo que a sus respectivas dependencias del suelo se refiere? Ahí está precisamente el quid de la cuestión: para la América Hispana el monopolio y control que el Estado ejercía y ejerce sobre el subsuelo no era determinante, como he mencionado, para subsistir mientras que en Gran Canaria el control exacerbado y el intervencionismo que los Gobiernos canarios han venido ejerciendo sobre el suelo de titularidad privada en Gran Canaria en las dos últimas décadas sí ha sido y sigue siendo determinante para la subsistencia de una importantísima parte de la ciudadanía grancanaria. Me explico:
Si bien no puede decirse que la explotación o no explotación del subsuelo grancanario sea determinante para que mejore o empeore el status de vida de un número significativo de grancanarios, sí podemos asegurar que en las cuatro últimos décadas el 75%, aproximadamente, de la economía de la Isla ha dependido del binomio turismo/construcción, ambas actividades ligadas intrínsecamente al suelo; es decir, una actuación racional sobre el suelo ha venido dando sustento al 75%, bien directamente relacionados con el binomio citado o de forma indirecta, de los grancanarios. Y bien, ¿qué problema hay?, tal vez se pregunta el lector. El problema que hay es muy gordo, gordísimo porque el intervencionismo y control desmesurado que los Gobiernos canarios han venido ejerciendo desde comienzos de la década de los noventa hasta el día de hoy ha hecho totalmente imposible que Gran Canaria pudiese actualizar su oferta alojativa con camas hoteleras de calidad, lo que viene exigiendo el mercado desde la década de los ochenta, y ha perdido el liderazgo del mercado turístico de invierno en Europa en beneficio de Tenerife, que está en camino de triplicar a Gran Canaria en su oferta de camas hoteleras de cuatro y cinco estrellas, mientras que Gran Canaria mantiene en su inventario un abultado número de camas extrahoteleras de bajísima calidad que están predestinadas a quedar fuera del mercado a muy corto plazo en una cuantía que rondará las 80.000 camas repartidas desde Bahía Feliz hasta Mogán, lo que pone de manifiesto que la sangría de despedidos por cierre de complejos extrahoteleros en el Sur de la Isla tienen remotas posibilidades de encontrar un nuevo puesto de trabajo porque las moratorias del 2001 al 2003, la del 2003 al 2009 (Ley de Directrices) y la del 2009 hasta cuando el Gobierno de turno quiera (Ley de Medidas urgentes) han aniquilado al binomio construcción/turismo y, con ello, la creación de nuevas camas de calidad que nos proyectaran nuevamente a la primera línea del mercado turístico europeo y absorbiera la mano de obra que está quedando ociosa por el cierre de complejos extrahoteleros, especialmente en el Sur de la Isla.
Así las cosas, al día de hoy tenemos unos 250.000 personas en las listas del paro en Canarias de los que un 50%, aproximadamente, son grancanarios, todos ellos con escasísimas posibilidades de encontrar un puesto de trabajo en los próximos años, tanto en la construcción como en la hostelería. Por otro lado, el intervencionismo e injerencia desmedida de la política en el mundo de la economía y la iniciativa privada ha originado un fuerte retraimiento del inversionista porque ha creado una tremenda inseguridad jurídica y zozobra al inversionista el hecho de que lo que es hoy válido para un gestor político mañana deja de serlo para el que le pueda sustituir en el cargo y que la política dicte a placer lo que se puede hacer sobre un suelo ordenado -después de haber sido aprobado por todas las instituciones competentes lo que se puede hacer en los pertinentes Planes Parciales- cuándo se puede hacer, cómo se tiene que hacer y en cuánto tiempo hay que hacerlo, utilizando para ello incluso leyes que bordean la trampa como es el caso de la reciente Ley de Medidas Urgentes en la que se fijan condicionantes para la realización de proyectos que son imposibles de cumplir, como pudieran ser los hoteles escuela, con los que el Gobierno pretende que el empresariado asuma sus obligaciones docentes, o el desarrollar proyectos en el plazo rígido de tres años en una situación de recesión aguda de la demanda turística que desaconseja el invertir, de momento, en nuevas camas turísticas. Todo esto con la penalización de la desclasificación del suelo, la expropiación y una retahíla de otras medidas coercitivas y penalizadoras, por lo que cabe preguntarse: ¿este panorama tan desolador es atractivo para un inversionista, especialmente si es foráneo? o ¿es de recibo una ley que obliga a construir un hotel en un tiempo record de tres años, so pena de ser desclasificado el suelo, cuando la inversión tiene gran riesgo de rentabilidad por falta de demanda en el mercado? o ¿Se puede penalizar por ley al propietario de un suelo debidamente ordenado con la desclasificación del suelo si no construye un hotel escuela como única posibilidad de construir, cometido docente que corresponde al Departamento de Formación del Gobierno? o, Si todo este trajín de moratorias para acá y para allá tienen la finalidad del “ni una cama más”, ¿cómo es posible que se penalice con desclasificación del suelo a quien no construya más camas porque no tiene mercado para ellas, por ejemplo? o, si la política del Gobierno sigue siendo el “ni una cama más”, ¿cómo vamos a recibir turismo de calidad en número suficiente para poder reincorporar a los hoy existentes desempleados al mundo del trabajo si nos falta la infraestructura receptiva -camas hoteleras de calidad- para ello? Tal vez alguien dentro del mundo político que dirige nuestro destino tiene la respuesta de qué fue primero, el huevo o la gallina… porque esa respuesta aquí podría ser de utilidad.
CONCLUSIÓN FINAL
HISPANOAMÉRICA: El monopolio de la Corona de España sobre el subsuelo de las naciones de Hispanoamérica, además del territorio metropolitano pues América no fue una excepción, lastraron de forma relevante sus respectivos desarrollos a través de los siglos y hoy el lastre continúa; no obstante, siguen ‘tirando’ hacia adelante porque sus territorios son inmensos y sus posibilidades también.
GRAN CANARIA: La congelación del crecimiento económico de la mano del intervencionismo, injerencia y control férreo del suelo ordenado de propiedad privada por parte de los Gobiernos de Canarias ha llevado a Gran Canaria a una situación drástica de paro de dificilísima solución y a un retroceso muy grave en nuestro liderazgo, tantos años mantenido, de la oferta turística de invierno en el mercado europeo. Gran Canaria no sigue ‘tirando’ hacia adelante, está en regresión, vamos hacia atrás, peor que Hispanoamérica porque nuestro abanico de posibilidades de desarrollo económico se reduce a dos sectores: TURISMO/CONSTRUCCIÓN. Ninguno de los demás sectores económicos de la Isla es alternativa en la actualidad al modelo turismo/construcción. La salida de la crisis canaria no es fácil pero el binomio citado es el único camino, no hay otro ahora mismo, y ese camino tiene que ser allanado por nuestros dirigentes políticos sacando ‘la cuchara’ del suelo ajeno, no dando más ‘chutes’ de intervencionismo al enfermo y dejarlo que por sí mismo se recomponga, recupere su pulso y constantes vitales y podremos ver como, por sus propios pies, sale de la UCI tan pronto como ‘escampe’ en el exterior..
Mismo artículo con información gráfica en mi página web: http://danielgarzonluna.blogspot.com/
Las Palmas de Gran Canaria, 8 de diciembre de 2009.
Daniel Garzón Luna
viernes, 4 de diciembre de 2009
GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (y XXIX) (REPETICIÓN)
*
El pasado día 14 de julio la prensa local, tanto la de papel como la digital, publicó una amplia información sobre el informe económico de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE) de Las Palmas que ponía de relieve el criterio de la patronal de nuestra provincia sobre la marcha de la economía con la aseveración de ser muy preocupante que Gran Canaria sea la isla que menos crece del Archipiélago.
La Provincia/Diario de Las Palmas (página 26): “LA PATRONAL ADVIERTE QUE LA BRECHA ENTRE GRAN CANARIA Y TENERIFE SE AGRANDA”; “El Gobierno debe tomar nota de la evolución económica para reorientar sus polìticas e impulsar el crecimiento”; “El Ejecutivo tiene que reconsiderar seriamente la moratoria turística porque frena el desarrollo de toda Canarias”; “Queremos poner en alerta a nuestros polìticos y a la sociedad para que el equilibrio regional se lleve a la realidad”; “Es imprescindible que la reforma del REF, que es susceptible de mejorar, incorpore más supuestos de la RIC”. (Página 27): “PROPUESTAS: Moratoria. La moratoria turística ha sido uno de los principales obstáculos para impulsar el crecimiento de la economía, según la patronal de Las Palmas. La Confederación rechaza esta medida que “frena” el desarrollo y que “no beneficia a nadie””.
Daniel Garzón Luna