LA HEGEMONÍA TURÍSTICA DE TENERIFE SOBRE GRAN CANARIA
La hegemonía que ostenta desde comienzos de este siglo la oferta de camas turísticas de calidad de Tenerife sobre Gran Canaria no es gratuita; ha sido el resultado de una fijación predeterminada en desbancar a Gran Canaria en el liderazgo en la oferta turística canaria, que antaño disfrutó, y han conseguido sobradamente su objetivo pues la oferta de camas de calidad que Tenerife tiene hoy en el mercado raspa el doble de la oferta que tiene Gran Canaria. ¿Que esta supremacía ha sido conseguida con prácticas poco ortodoxas? Sin la menor de las dudas. ¿Que ha habido colaboracionismo por parte de políticos grancanarios? Sin la menor de las dudas, ¿Que ha habido empresarios turísticos grancanarios temerosos del aumento de la competencia en su propia isla y han dejado hacer indolentemente? Sin la menor de las dudas.
Lo cierto es que entre unos y otros la 'burra se murió' y ahora nos toca ver un panorama en el que Tenerife recibe al año casi dos millones de turistas más que Gran Canaria y que su oferta de camas de cuatro y cinco estrellas de última generación, lo más solicitado por el mercado en la actualidad, es óptima; de ahí que han hecho y siguen haciendo lo imposible para que el bloqueo que ha venido a perpetuar la nueva moratoria al crecimiento turístico con su prohibición de edificar hoteles de cuatro estrellas de nueva planta les viene como anillo al dedo.
Consecuentemente, es de lo más lógico que persigan mantener este status de moratorias que les ha permitido alcanzar la hegemonía de la oferta turística canaria y a la que no están dispuestos a renunciar, ya que se da la circunstancia que su presencia en la toma de decisiones del Gobierno Autónomo a través de ATI les da esa posibilidad y a la vista está que no la desaprovechan.
Ya en el año 2001 hice unas declaraciones al diario "La Provincia/DLP" que fueron publicada el 22 de abril de dicho año 2001 con el titular "La moratoria turística viene impuesta por empresarios y políticos tinerfeños". No olvidemos que en el 2001 entró en vigor el primer Decreto de moratoria turística del a la sazón presidente, Román Rodríguez, adalid del intervencionismo puro y duro. (Ver aquí dichas declaraciones).
También a cuento de la moratoria y el desgarro de vestiduras por parte del presidente de los empresarios turísticos tinerfeños, Ashotel, y del presidente de su Cabildo ante la mera sospecha de que el ejecutivo de Paulino Rivero pudiera optar por flexibilizar la nueva ley de moratoria en lo referente a autorizar la construcción de hoteles de cuatro estrellas, el diario digital "CANARIASAHORA.COM", en su sección "Topsecret", ha publicado un corto sobre este desmelenamiento de los citados dirigentes turísticos tinerfeños que, por la claridad con que refleja la situación del pasado y del momento, inserto íntegramente a continuación. (La negrilla de varias frases es añadida, no es del original).
"21 de enero de 2014 (00:41 h.)
MARICHAL SALTA COMO UNA FIERA ANTE LA AMENAZA DE LOS 4 ESTRELLAS
Ashotel se delata
CANARIAS AHORA
Jorge Marichal, presidente de Ashotel.
Nos resistíamos a darle la razón a José Miguel Bravo de Laguna y al selecto grupo de empresarios grancanarios que deploraban la Ley de Renovación y Modernización Turística del Gobierno de Canarias. Creíamos que su empeño en desbloquear la construcción de hoteles de cuatro estrellas era una vez más la ansiedad por urbanizar y echar a rodar las hormigoneras, en lugar de rehabilitar la vieja planta alojativa para cambiar aquel modelo que acuñó la isla en los setenta de hacer apartamentos en lugar de hoteles. Rechazábamos las invocaciones pleitistas de quienes aseguraban que esa ley del paulinato estaba teledirigida por el sector turístico de Tenerife, enrocado precisamente en su modelo de hoteles de cuatro estrellas, con el que aventajan sobradamente a sus colegas grancanarios, para de ese modo no perder posiciones y continuar como líderes turísticos.
Todos nuestros argumentos en contra de esas posiciones se nos vinieron abruptamente abajo al conocer el comunicado que ha hecho público la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel), es decir, la poderosa patronal hotelera tinerfeña, que ha saltado como una fiera con el solo anuncio de que el Gobierno está dispuesto a negociar algunas excepciones a esa moratoria a hoteles de cuatro estrellas. Su planteamiento ha sido tan histérico como delator, es decir, se le ha visto el plumero de manera evidente. Con la excusa de que ya hay asociados suyos que se han embarcado en la noble empresa de renovar sus instalaciones en lugar de construir nuevos establecimientos de cuatro estrellas, y que para ese fin han firmado operaciones bancarias “que podrían peligrar”, el presidente de esa patronal se adentra en el terreno del pontificado: “Lo que hace falta en el ámbito de las infraestructuras hoteleras es incrementar su calidad, una acción que, sin duda, derivará en una mejora de la rentabilidad de los negocios, no solo turísticos, sino también de otra naturaleza y del propio municipio donde se ubican.
Si dejamos de rehabilitar nuestros establecimientos obsoletos y nos centramos en construir otros nuevos caeremos en la peligrosa dinámica de decadencia de nuestros espacios turísticos”. Verdades como puños que en absoluto deberían conducirle a presionar al Gobierno para que no ceda ante las artimañas canarionas. Porque si sus asociados están rehabilitando sus hoteles será porque lo necesitan, hoteles que, por otra parte, en su mayoría son de cuatro estrellas, porque esa es la categoría reina en la provincia; y si son de tres, pues mira tú que bien, ahora van a pasar a cuatro gracias a esa misma ley que en ese aspecto seguro que no va a cambiar. Jorge Marichal, que así se llama este buen señor, asoma la patita sobre su influencia en la ley al asegurar que “espera que el Gobierno de Canarias no ceda a las presiones de un reducido grupo de empresarios turísticos empeñados en que la Ley de Renovación y Modernización Turística admita la construcción de hoteles de cuatro estrellas, cuyos proyectos no provengan de procesos de renovación” porque “confía en que el principal objetivo perseguido desde sus inicios por esta norma legal siga siendo la renovación de la planta obsoleta”. En absoluto peligra en Tenerife la vocación de la ley, que es lo que debería preocupar al señor Marichal.
Lo que realmente peligra y lo adorna con este planteamiento aparentemente tan pulcro, es lo que vienen argumentando desde la pérfida Tamarán, que afloren hoteles de cuatro estrellas que pongan en peligro el liderazgo en ese segmento que tiene su sector. Lamentamos haber creído en las buenas intenciones de la ley. Sus inspiradores la han encharcado."
Las Palmas de Gran Canaria, 25 de enero de 2014.