GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

martes, 25 de septiembre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y IV)






























MOVILIDAD DE LOS TURISTAS DISCAPACITADOS Y LOS MAYORES EN LA ZONA TURISTICA DEL SUR Y PUEBLOS ALEDAÑOS. ACERAS Y FAROLAS. (1º de 3)
No hay duda que el rehabilitar - y acondicionar a los tiempos actuales lo que no se hizo de origen- la zona turística del Sur es una misión casi imposible, una tarea para titanes que por la envergadura de la misma -una ciudad de más de cien mil personas- se presta al desaliento y casi al tirar la toalla antes incluso de subir al ring. No obstante, la importancia económica que esa zona tiene para toda la Isla, e incluso para Canarias en su conjunto visto del punto de vista de imagen promocional en el contexto “Canarias” en el mercado turístico europeo, exige de todos los implicados en la toma de posibles decisiones, especialmente los poderes públicos de las tres Administraciones involucradas, la determinación de poner manos a la obra y enderezar entre todos la desolada situación existente en numerosas zonas de las urbanizaciones turísticas sureñas, debido, en gran medida, a la desidia y abandono que unos cuantos han practicado desde puestos públicos de responsabilidad a lo largo de varias décadas. Consecuentemente, hay que coger ‘pico y pala’ y sacar el dinero de donde lo haya para meter mano sin demora alguna en la solución de dar oxígeno al pulmón de la Isla.
BARRERAS URBANÍSTICAS QUE COARTAN LA MOVILIDAD DE DISCAPACITADOS Y MAYORES EN LA URBANIZACIÓN “MASPALOMAS-COSTA CANARIA” Y LAS SOLUCIONES QUE SUGIERO A LAS MISMAS:
La movilidad en la zona turística del Sur del visitante entrado en años y del discapacitado físico, o la señora llevando mellizos en doble carrito, especialmente en la urbanización de San Agustín, se ve coartada por una sucesión de obstáculos tan disuasorios que no sólo contribuyen a que estos visitantes no vuelvan nunca más sino que, además, propaguen nuestra desidia en solucionar problemas de fácil solución en innumerables puntos de las urbanizaciones del Sur. Las barreras urbanísticas, al igual que las arquitectónicas dentro de los complejos turísticos, juegan un papel muy relevante en que la estancia de estos visitantes no sea grata para ellos. Como quiera que no es suficiente con comentar el problema de forma genérica sino que hay que argumentarlo con claridad, voy a poner de relieve algunos de los problemas más agudos que se le presentan al discapacitado físico para subir y bajar de las aceras y transitar por ellas en silla de rueda:
ACCESOS DE SUBIDA Y BAJADA A Y DE LAS ACERAS.- El subir y bajar a las aceras, prácticamente en casi todo el Sur, pasa forzosamente por tener que superar el bordillo, el cual ha ido aumentando considerablemente de altura según el desaprensivo automovilista tomó el hábito de utilizarla como aparcamiento. El encontrar un vaciado de la acera poniéndola a la altura de la calzada o una rampa suave de acceso es la excepción en casi toda la zona turística. Nadie en silla de ruedas puede subir a las aceras en esas condiciones por sus propios medios y, si lleva acompañante, lo que es lo más habitual, éste necesitará el concurso de una segunda persona cuando la acera tenga unos bordillos de veinte centímetros de alto que es lo habitual en todo lo nuevo. SOLUCIÓN A ESTE PROBLEMA: en todas las urbanizaciones turísticas que nos ocupan, a las aceras hay que dotarlas con accesos de entrada y salida (subida o bajada) al mismo nivel de la calzada, bien por medio de vaciado en la misma acera o por medio de rampa suave con color diferente al del piso de la calzada para evitar traspiés a viandantes no discapacitados.
FAROLAS EN LAS ACERAS.- Las farolas existentes en casi toda la zona turística del Sur están montadas dentro de un cubo de cemento con una base de 53 por 53 centímetros y están colocadas encima de las aceras. En el caso de Playa del Inglés no hay problema en la actualidad para que transite un discapacitado en silla de ruedas porque entre la farola y la pared queda un espacio de 110 centímetros que es suficiente para que pase una silla de ruedas de 85 centímetros que es el mínimo espacio necesario. Este no es el caso en las primeras urbanizaciones de “Maspalomas-Costa Canaria” como, San Agustín por ejemplo, donde la acera tiene de ancho 140 centímetros de los cuales la base de la farola ocupa 53 y la distancian entre la farola y el murillo es de 10 centímetros por lo que quedan 77 centimetros de espacio libre para el transito del viandante, a todas luces insuficiente para que pueda pasar por él una silla de inválido de 85 centímetros de ancho o un carrito de gemelos, por tanto, la persona que acompaña al inválido tiene que bajarlo a la calzada, sobrepasar la farola y volver a subirlo a la acera, siempre y cuando tenga a mano a alguien que le ayude a efectuar esta operación, de lo contrario tiene que seguir por la calzada jalonado por el tráfico a lo largo de una calzada muy estrecha porque estas urbanizaciones se hicieron con el patrón urbanístico de los años sesenta. ¿SOLUCIÓN A ESTE PROBLEMA? Sí lo hay. Toda la farola que imposibilite el paso de un inválido en silla de ruedas por la acera donde esté ubicada tiene que ser retirada y colocada dentro del murillo que separa los jardines de los bungalows o establecimientos de apartamentos de las aceras, su lugar de origen y del que NUCA debieron ser sacadas. (Ver fotos recientes al respecto en mi página Web)
CONGLOMERADOS DE SEÑALES DE TRAFICO, FAROLA, CABINA TELEFONICA, PAPELERAS, BANCOS Y BÁSCULAS.- Estos conglomerados de obstáculos, que obligan al viandante a superarlos andando en fila india en las confluencias de calles en que se encuentran colocados, tienen que ser racionalizados porque, si bien pueden ser necesarios, no es necesariamente obligatorio el que tengan que estar todos juntos y en esquinas, propiciando el que con excesiva frecuencia el viandante se dé de bruces con alguno de ellos, en particular con las aún existentes señales de tráfico colocadas a muy poca altura cuyo cortante disco ha originado innumerables heridas en la cara al viandante despistado. ¿SOLUCIÓN A ESTE PROBLEMA? Por supuesto que tiene solución: colocarlos en distintos sitios de forma que no entorpezcan la marcha del viandante y, por supuesto, aumentar la altura de las señales de tráfico que lo necesiten de forma que no sean un peligro para nadie.
CALZADAS Y ACERAS DETERIORADAS.- La reparación de los desperfectos en calzadas y aceras es tan obvio que no voy a entrar en detalles sobre ello.
ALTO RIESGO DE INCENDIO.-Termino con un mensaje al quien ostente el mando de la prevención de incendio en la Isla: la ladera que termina en el Anexo II de Playa del Inglés está en una situación que podríamos calificar de “alto riesgo” de incendio y creo necesita urgente atención en lo que se refiere a retirar toda la pinocha y matojos y, sobre todo, podar los árboles cuyas copas descansan sobre edificios de la esquina del Parque Tropical. El fuego, bien fortuito y por mala intención, puede producirse en cualquier parte y en cualquier momento, y esa ladera quemada, además de la implicación que pudiera tener en la propia urbanización a través del Parque Tropical, sería demoledor para Playa del Inglés.(Ver fotos recientes en mi página Web).
PRÓXIMO CAPITULO (V): MOVILIDAD POR MEDIO DE TAXIS O GUAGUAS, (2º de 3)
Las Palmas de Gran Canaria, 24 de septiembre de 2007.
Daniel Garzón Luna
MISMO ARTÍCULO CON IMÁGENES EN MIS PAGINAS WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com/, y http://zxcvbn14.spaces.live.com,

martes, 18 de septiembre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y III)


LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y III)
MOVILIDAD DEL TURISTA EN EL ALOJAMIENTO ELEGIDO
Como quiera que el objetivo a alcanzar en esta y sucesivas exposiciones es convertir sobre papel la urbanización Maspalomas-Costa Canaria, especialmente Playa de Inglés, en un destino turístico residencial atractivo para las personas mayores y los limitados de movilidad, siendo el factor MOVILIDAD personal el que está llamado a ser la piedra angular sobre la que descanse la gran parte de las iniciativas que deben ser emprendidas para conseguir ese objetivo, voy a comenzar por este apartado.
En primer lugar hay que mencionar que existe tanta legislación sobre la supresión de barreras arquitectónicas para la adaptación de los establecimientos turísticos al cliente con minusvalía física, tanto impedido en sus miembros inferiores como torpeza física de mayores, que resulta casi superfluo el sacar el tema a colación. No obstante, es una realidad que un porcentaje muy elevado de los establecimientos de camas extrahoteleras en la zona turística del Sur no cumple con lo estipulado en la Ley con relación al número de camas que el establecimiento debe tener acondicionadas para recibir discapacitados físicos, así como acondicionamiento de las plantas nobles o de esparcimiento dentro del complejo, debido, tal vez, a la falta de las necesarias inspecciones por parte de la Administración competente para controlar que estos requisitos se cumplan para poder permanecer en el mercado turístico. Cuando esa Administración no funciona con la diligencia necesaria en efectuar esos controles y otros de más calado en no pocas zonas turísticas, como es el caso del Sur de Gran Canaria, la normativa existe sobre papel pero se incumple sobre el terreno con la inevitable pérdida de competitividad y regresión de la demanda que ha implicado la huida hacia el turismo de bajo poder adquisitivo como forma de conseguir clientes.
Por tanto, aquellos establecimientos que estén en la línea de apostar por el cliente de salud, además de otros, tendrán que ponerse al día no sólo en la renovación de sus establecimientos en los casos que lo precisen sino también en el cumplimiento de las exigencias de lo legislado con relación a la supresión de las barreras arquitectónicas dentro del establecimiento con el fin de ganar un nuevo cliente, el turista discapacitado físicamente, el cual, si bien no fue merecedor de consideración en los tiempos de ‘vacas gordas’ cuando sobraban clientes, ahora sí es merecedor de mucha consideración porque puede resultar ser un cliente fiel, de poder adquisitivo moderado/alto, respetuoso con el habitáculo donde se aloja y su entorno, no dado a excesos alcohólicos y escandaleras y puede resultar un buen propagador de la Isla si su estancia le es grata y no tiene problemas de movilidad entre nosotros. En lo que a los pensionistas comunitarios se refiere, que viven habitualmente en un ambiente de comodidad con los grandes objetivos de sus vidas ya alcanzados, las renovaciones tienen que ir en consonancia con un mínimo de ese ‘status’ de bienestar que disfrutan en sus hogares; el factor CLIMA del Sur grancanario será siempre nuestro gran aliado para que pasen por alto algunas de sus comodidades habituales.
Consecuentemente, no es la intención de esta escueta exposición el pormenorizar aquí la minuciosa normativa en vigor al respecto aunque sí hacer mención, por lo obvio, a algunas adaptaciones a llevar a efectos como es el acceso alternativo de la rampa con pasamanos en todos los accesos del establecimiento donde existan escalones; puertas que tengan 85 centímetros de espacio neto de ancho como mínimo, tanto en los ascensores como en la entrada al bungalow o apartamento; puertas de apertura hacia fuera, o bien de corredera o batientes en los accesos al baño y al dormitorio; botoneras de los ascensores a baja altura, con sistema Braille incorporado y numeración luminosa; conmutador general del sistema eléctrico del bungalow o apartamento a la altura de una persona confinada a una silla de ruedas y debidamente protegido contra la posible manipulación de huéspedes pequeños; extintores a una altura de fácil acceso para el discapacitado tanto en el habitáculo como en los pasillos; lógicamente los pasillos en los que se encuentren las habitaciones para discapacitados físicos, en el caso de bloques de apartamentos, tienen que permitir el giro de 360º de una silla de inválidos con ruedas. Igualmente, y por supuesto, las lajas o círculos redondos discontinuos de cemento en los pasillos de los jardines de bungalows y apartamentos tienen que ser sustituidos por carriles uniformes no deslizantes de fácil tránsito para una silla de ruedas.
Como es de suponer, el punto álgido del alojamiento de una persona discapacitada físicamente es el baño, no sólo por el espacio de que debe disponer para la maniobra de una silla de ruedas y la ubicación dentro del baño de ese espacio sino por el tipo de sanitarios y agarraderas que debe estar dotado, siempre buscando la fórmula de cumplir con la legislación vigente y total satisfacción para el inválido. En todo caso, como quiera que este es un camino a andar por todos los establecimientos turísticos en la medida que su número de camas esté dentro de lo exigido por la Ley, es recomendable y imprescindible, se podría decir, que estas reformas se lleven a efectos bajo la dirección de profesionales del ramo de la arquitectura y de acuerdo con lo que contempla la Ley 13/1989 de 9 de enero sobre supresión de Barreras Arquitectónicas en edificios privados y por la Ley de la Comunidad Autónoma canaria 8/1995 de 6 de abril, reglamentada por el Decreto 227/1997 de 18 de julio, sobre el mismo tema.
El espacio exterior dentro del complejo juega un papel importantísimo para una persona con limitación de movilidad, por lo que la zona de la piscina adquiere un valor relevante y debe reunir todas las exigencias precisas para que este tipo de personas pueda moverse por ella con absoluta facilidad, incluyendo en ello la posibilidad de entrar en la piscina por medio de rampa suave y disponer dentro de ella de una zona no profunda y lo suficientemente amplia para poder disfrutar del baño, cosa que no está reñida con el uso habitual de la piscina por clientes sin problemas de movilidad. El que el establecimiento tenga a disposición de sus posibles clientes minusválidos sillas con el material anti-óxido adecuado para poder ser sumergidas en la piscina tendría sin duda buena acogida.
En el supuesto caso que el establecimiento disponga de cancha de ‘basket-ball’, su acceso debe ser libre de obstáculos para las sillas de ruedas de discapacitados de manera que se pueden celebrar encuentros con afines alojados en otros establecimientos de la zona. (Sobre este tema me extenderé algo más en el capítulo “promoción”).
PROXIMO CAPÍTULO (IV): MOVILIDAD DE LOS TURISTAS DISCAPACITADOS Y LOS MAYORES EN LA ZONA TURISTICA Y PUEBLOS ALEDAÑOS.
Las Palmas de G.C., 18 de septiembre de 2007.
Daniel Garzón Luna
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miércoles, 12 de septiembre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y II)


LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y II)
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SUR TURÍSTICO GRANCANARIO: ‘HOJA DE RUTA’ CON OBJETIVO A ALCANZAR
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La situación de ostracismo en que se encuentra el Sur turístico de Gran Canaria, especialmente la urbanización de Playa del Inglés que acoge una población de unas cien mil personas, casi todas de hecho más que de derecho, es decir, turistas que se alternan aunque su número suele mantenerse ‘in situ’ casi todo el año, necesita una intervención sin demora alguna por parte de todas las Administraciones para dar solución a su parálisis y deterioro dado la altísima importancia que tiene para la economía de toda la Isla. En esta importancia parece estar de acuerdo todo el mundo, incluso partidos políticos de distinto signo ideológico, lo cual ya es algo para aplicar soluciones. Por mi parte, voy a aventurarme a exponer y desarrollar sobre papel en ésta y sucesivas exposiciones mi particular ‘Hoja de Ruta’ sugiriendo esquematizadas soluciones posibles a las zonas de la urbanización “Maspalomas- Costa Canaria” que las necesiten.
Esta “Hoja de Ruta” podría partir de los tres conceptos siguientes:
DE DÓNDE VENIMOS - DÓNDE ESTAMOS - ADÓNDE QUEREMOS IR.
En lo que al primer concepto se refiere, no hay porqué extenderse mucho ya que casi todo el mundo sabe cuál es nuestra historia turística desde los años sesenta para acá, así es que, como punto de partida, baste comentar que en los años sesenta se sentaron las bases del Sur turístico grancanario a través de la planificación urbanística denominada “Maspalomas-Costa Canaria” de acuerdo con los conceptos turísticos que las exigencias del mercado de la época así recomendó a sus promotores, resultando en que alrededor del 80% de las camas proyectadas fueron extrahoteleras. Ese concepto turístico, en lo que a Gran Canaria se refiere, no se puede decir que fuese desacertado puesto que cumplió, en primer lugar, con lo que pedía el mercado -no olvidemos que al final de los años sesenta un bungalow o apartamento con cocina era la única forma para muchísimas familias europeas el comenzar, superada la posguerra, a disfrutar de vacaciones fuera de las fronteras de sus respectivos países - y, en segundo lugar, hizo posible que muchas familias grancanarias tuviesen acceso a una propiedad rentable con muy baja inversión puesto que, en muchos casos, el dinero lo adelantaban los turoperadores. Por tanto, se hizo lo que se pudo y correspondía hacer en ese momento. Que a finales de los años ochenta no se tomaron las decisiones precisas para reorientar nuestra oferta de nuevas camas hacia la cama hotelera que ya demandaba el mercado es una realidad pero no es el tema a tratar en ésta y sucesivas exposiciones que se centrarán en sugerir soluciones al problema existente. Lo cierto es que este ciclo se cerró con una planta alojativa de unas cien mil camas de las cuales alrededor del 80% son camas extrahoteleras.
DÓNDE ESTAMOS
En la actualidad la oferta alojativa de Playa del Inglés difiere muy poco, en lo que a su número y tipo de camas se refiere, de la que existía al finalizar el apartado anterior pero lo que sí ha cambiado muchísimo han sido las exigencias de la demanda en el mercado turístico por lo que la situación actual de esa demanda nada tiene que ver, absolutamente nada, con la que motivó el inicio turístico del Sur grancanario; esto es un hecho y es tan real como que no se pueden coger ahora cien mil camas extrahoteleras del Sur grancanario y tirarlas a la basura por obsoletas como si de una flota de SEAT 600 se tratase que, fuera del mercado, puede ser enviada en caravana al potrero. Esa es la situación: cien mil camas extrahoteleras en una zona privilegiada por su clima, con una playa maravillosa pero que, además de no encajar ya en el mercado del poder adquisitivo medio alto por estar muy lejos de lo que hoy pide ese mercado, y nunca volverá a ser de consideración para el mismo sólo por el factor seguridad, por citar un motivo dentro de los muchos existentes, lleva visos de actuar como gangrena rampante con peligro real de ir sumando a su deterioro las demás zonas que mantienen calidad en el contexto del Sur; por tanto, dándose la circunstancia que no podemos obviar la importancia de ese Sur turístico para la economía de la Isla, es imprescindible tomar decisiones -obsérvese que digo decisiones y no medidas- para orientar esas cien mil camas con falta de la deseada demanda en el mercado actual hacia otra clase de demanda que aumente las expectativas de negocio de los muchos propietarios de las mismas y, también, mejoren y suban la imagen del Sur turístico.
Hoy en día a nadie con un poder adquisitivo medio alto se le ocurriría ir a pasar sus vacaciones en un bungalow en Playa del Inglés porque el solo hecho de tener que dormir en un inmueble enrejado en todas sus ventanas y, además, con una doble puerta también de rejas para poder dormir relativamente tranquilo, una especie de ‘carcel’ física, es razón, sólo ésta, para desaconsejar a cualquiera por esa opción y decantarse por una estancia en un hotel. El cliente de poder adquisitivo medio/alto, por el que ‘pelea’ toda la oferta turística de medio mundo y nosotros tanto deseamos aumentar y consolidar, no es cliente para la inmensa mayoría de las camas extrahoteleras existentes hoy en Playa del Inglés, tanto si se renuevan como si no.
ADÓNDE QUEREMOS IR
Como finaliza la exposición del párrafo anterior, la cama extrahotelera de Playa del Inglés, que representa el mencionado 80% de las cien mil camas del enclave turístico, no tiene mercado del poder adquisitivo medio alto, por tanto la propiedad de esa ingente cantidad de camas turísticas tiene que darles otra orientación comercial, es decir, orientarlas hacia otro mercado que pueda dar negocio y rentabilidad a esa gran masa de camas y de capital. Y ahora la inevitable pregunta: ¿y cuál sería ese segmento del mercado turístico al que orientar las promociones captadoras de clientes? Tal y como están las cosas en Playa del Inglés en el momento actual, la propiedad de la cama extrahotelera en esa zona, visto del punto de vista de mantener la propiedad y no enajenarla, sólo tiene dos posibles salidas para obtener una posible rentabilidad con continuidad y son: salirse de la explotación turística y alquilar su bungalow o apartamento a residentes, solución que tal vez sea de interés en principio para el propietario pero demoledor, casi seguro, para toda la zona turística y para el valor del inmueble, o apostar con todas las consecuencias por el turismo de la tercera edad, minusválidos y otras personas precisadas de pasar largas estancias en clima cálido (turismo de salud), cosa que implicaría un remozamiento y acondicionamiento de los establecimientos para ese otro turismo, tanto en la vertiente de dar acogida a personas mayores como a discapacitados, desistiendo a medio plazo del turismo de bajísimo poder adquisitivo que hoy suele ser su cliente y que, además de no proporcionarle la deseada rentabilidad, le destroza la propiedad.
En el supuesto caso que la propiedad de la cama extrahotelera de la zona turística del Sur apostara por la salida apuntada en el párrafo anterior como posible solución, debe tener claro que es imprescindible el hacer reformas en sus establecimientos, no sólo de renovación que la mayoría de ellos precisa de todas maneras sino, también, de acondicionamiento para poder recibir clientela con problemas de movilidad. Las Administraciones local, insular y autonómica tienen que tener clarísimo que el convertir la Playa del Inglés en un destino turístico para turismo de salud exige por parte de las tres -cada una en lo que a la solución de los existentes problemas y acondicionamiento para ese fin atañe- la imprescindible adaptación de toda la zona para que ese tipo de clientes pueda moverse por ella con comodidad y verla como destino atractivo para pasar cortas o largas estancias y recomendarla, si sus vivencias son positivas. Playa del Inglés ya tiene lo fundamental para conseguir esa clientela: CLIMA. (Cuando corresponda tratar el capítulo “promoción” en mis exposiciones siguientes ya me extenderé algo más sobre el importantísimo factor clima; también trataré las distintas actuaciones que estimo deben ser acometidas, la gran mayoría por parte de las tres Administraciones, para adaptar con éxito a medio plazo Playa del Inglés como destino turístico para turismo de la tercera edad y de salud, objetivo éste, casi el único posible, que debe ser alcanzado con absoluta determinación.
PROXIMO CAPITULO: LA MOVILIDAD DEL TURISTA DENTRO DEL COMPLEJO ELEGIDO
Las Palmas de G.C., 11 de septiembre de 2007.
Daniel Garzón Luna
MISMO ARTÍCULO CON IMÁGENES EN MIS PÁGINAS WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com/ y http://zxcvbn14.spaces.live.com/

viernes, 7 de septiembre de 2007

LOS VUELOS DE BAJO COSTE Y NUESTRA INCORREGIBLE INERCIA DETRACTORA







LOS VUELOS DE BAJO COSTE Y NUESTRA INCORREGIBLE INERCIA DETRACTORA
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De un tiempo a esta parte se vienen vertiendo comentarios en los medios de comunicación sobre la modalidad del transporte aéreo denominada “low cost” o de bajo coste que muestran un rechazo a esta concepto de transporte, llegando en algunos casos a vaticinarse que este medio de transporte barato nos va a llenar la Isla con el turismo del más bajo poder adquisitivo de toda Europa y que la seguridad en estos tipos de vuelos es más que cuestionable. No comparto ese criterio negativo sobre los mencionados vuelos y a continuación expongo el porqué.

Como es bien sabido, y el que no lo sepa es porque su indolencia no le permite el mirar a su alrededor dentro del contexto del Archipiélago y verlo, Gran Canaria ha perdido desde hace más de una década la relevancia entre las siete islas que le caracterizó desde tiempos pretéritos, pérdida ésta que tiene sus extremos en lo político y en lo económico, los dos factores que marchan en paralelo y marcan nuestro bienestar o zozobra, según confluyan en una armonía bien llevada. Esta situación a la que ha llegado Gran Canaria en la pérdida de liderazgo en el Archipiélago no ha sido gratuita, tiene razones que la han originado y entre esas razones se encuentra nuestro incorregible defecto de torpedear por sistema toda iniciativa, buena o mala, que cualquier ciudadano grancanario ponga en marcha, tanto si la iniciativa tiene trasfondo político como si no; nuestro mal no es discrepar pues de una confrontación de ideas salen a veces cosas buenas; lo nuestro es torpedear, bloquear, detraer, descalificar y trabar el desarrollo de cualquier iniciativa que no haya salido de uno mismo, condenando así a importantísimos proyectos del máximo interés para la Isla al ostracismo y a que se pudran con el transcurrir del tiempo; lo mismo da que se trate de un puerto deportivo para cuyo torpedeo siempre habrá el ‘nido’ de un pez en el agua a proteger que justifique la paralización del proyecto, un campo de golf que queda paralizado y cuestionado por eso del consumo de agua -a pesar de las ingentes masas de agua depuradas que se vierten al mar de las que se prevé regar todo campo de golf de proyecto nuevo- o el permanentemente demonizado sector turístico que, a pesar de representar el sustento, directa o indirectamente, del 80% de la población de la Isla, no llegando a consumir en tan altísimo logro ni siquiera el 2% de su territorio, se le señala como el causante de todos nuestros males, depredador de suelo y principal causante de la corrupción urbanística, entre otras ‘lindezas’.

La inevitable entrada en el mercado por mera inercia de las reglas de la oferta y la demanda del transporte aéreo del ‘low cost’ en Gran Canaria no podía ser de otra manera; no están faltando los detractores de turno que pongan en cuestión la idoneidad de facilitar la entrada de un transporte aéreo barato en la Isla, obviando, por falta de información o por pura ignorancia, que ese tipo de transporte lleva décadas funcionando en otros países, como es el caso de los EE.UU. con sus ‘tranvías’ aéreos que revolucionaron el transporte aéreo que pasó de ser un medio de transporte de élite a un medio de transporte de masas, y eso en un país en el que el transporte terrestre y fluvial, tanto por carretera como por tren o barco, lo tiene a discreción, caso que no se da en Gran Canaria donde quienquiera que hoy en día quiera venir a pasar sus vacaciones en esta Isla tiene que hacerlo por avión o, también, en su yate particular si de un potentado se trata, siempre y cuando encuentre atraque disponible donde dar cobijo a su barco que eso ya son cuestiones de mayor calado.

Por tanto, voy a relatar en síntesis la influencia que, a mi criterio, ha tenido el transporte aéreo en nuestro desarrollo turístico desde finales de los años sesenta para acá:

Hasta finales de la década de los sesenta el incipiente turismo que recibíamos tenía que venir utilizando las líneas aéreas regulares de bandera de los distintos países europeos. Estas líneas aéreas regulares, entre las que se encontraba Iberia, ejercieron durante demasiados años, con el ilimitado apoyo y soporte de sus respectivos gobiernos, una dictadura comercial férrea sobre el mercado aéreo de toda Europa. Canarias, que nunca peleó lo suficiente en pro de una política estatal de cielo abierto en base a su lejanía y su dependencia exclusiva del transporte aéreo para potenciar nuestra economía y desarrollo turístico, sufrió con muchísima más dureza que otras regiones españolas esta nefasta dependencia de las líneas regulares de bandera para ir materializando ese desarrollo.

No obstante, a finales de los años sesenta entraron en escena emprendedores nórdicos y alemanes, especialmente, con gran visión vanguardista que supieron romper la ‘camisa de fuerza’ que las líneas de bandera tenían impuesta al mercado aéreo e iniciaron los llamados vuelos “charter”, vuelos éstos que, por imposición del club de las citadas líneas de bandera europeas, no podían vender sólo vuelo sino que tenían que ir acompañados de alojamiento, lo que en el argot turístico se le denominaba “paquete turístico” (vuelo, alojamiento y pensión alimenticia en casi todos los casos). Así comenzaron a funcionar los vuelos “charter”, modalidad que permitía al ciudadano corriente y moliente europeo el desplazarse a Gran Canaria de vacaciones por un precio del “paquete turístico” que solía ser inferior al que tendría que pagar a una línea aérea regular sólo por el billete, con el agravante, además, de tener que hacer escala o trasbordo en Madrid ya que desde pocos puntos de Europa se podía volar directamente a Gran Canaria con línea regular. Esta tímida revolución del transporte aéreo europeo tropezó con innumerables detractores, tanto por parte de quienes pensaban que nos iban a venir a pasar aquí sus vacaciones todos los desheredados de Europa como por aquellos clientes elitistas y cargados de prejuicios sociales que basaban su rechazo a utilizar un medio de transporte en cuyo asiento de al lado pudiera toparse con su asistenta de limpieza, rechazo que pronto desapareció cuando entró en juego el siempre convincente factor precio, la comodidad del vuelo directo y, además, el poder volar de un aeropuerto cercano a sus domicilios; huelga el mencionar el sofoco que cogieron los altos dirigentes de las privilegiadas líneas de bandera. Así fueron, en pocas palabras, los comienzos de esa tímida revolución del transporte aéreo de masas en Europa que conllevó a la entrada en escena de turoperadores a gran escala y propició, en lo que a Gran Canaria se refiere, el más espectacular desarrollo económico que ha experimentado nuestra Isla en toda su historia.

En la actualidad la actividad turística está viviendo a escala europea una de las más brillantes etapas en posibilidades de expansión de todos los tiempos, especialmente para los destinos lejanos receptores de turismo entre los que podemos contarnos por nuestra distancia de cuatro horas y media de vuelo de Centroeuropa; el abaratamiento del precio del billete aéreo, que ha venido de la mano de la liberalización del espacio aéreo comunitario y después de la saludable competencia entre las líneas aéreas como resultado de la política de libre mercado aplicada, ha hecho posible que cualquier ciudadano europeo adquiera en cualquier aeropuerto de su país, con frecuencia muy cercano a su domicilio, un billete aéreo para Gran Canaria a muy bajo precio, sólo billete si su deseo no es comprar un “paquete” con alojamiento predeterminado incluido e incluso, si le apetece, haciendo su reserva directamente desde su domicilio vía Internet y sin obligación de pasar por la mediación de un agente de viajes. Esto es lo más grande que en toda la historia del turismo le ha podido ocurrir a la oferta del alojamiento. No obstante, no está dicho que gran parte del empresariado de la cama turística esté a la altura de sacarle todo el provecho que se le puede sacar a esa nueva situación del mercado del transporte aéreo y reaccione ante ella con iniciativa, entusiasmo e imaginación o prefiera permanecer anclado en la ‘sopa boba’ a que está acostumbrado desde décadas, firmando contratos con garantía –cada día menos habituales- de ocupación de sus camas con turoperadores que le relevan de la necesidad de tener que buscar los clientes ya que ‘papá turoperador’ se los trae sin tener que asumir grandes riesgos, cosa que resulta de lo más cómodo.

Por tanto, me causa estupor que, vencido el más grande de los obstáculos que siempre encontramos en nuestro crecimiento turístico que es el factor vuelos, aparezcan detractores de los vuelos de bajo coste con los más peregrinos argumentos. Es de general conocimiento que hoy en día todos los aviones pertenecientes a la Comunidad Europea tienen que pasar unos fuertes controles de seguridad, tanto si sus plazas se van a vender caras o regaladas, para obtener la pertinente autorización para seguir volando; además, y sobre todo, el solo hecho de que en el 2007 se pueda comprar un billete de avión Gran Canaria/Berlín ida y vuelta, por ejemplo, por la mitad del precio de los años sesenta, a pesar de la depreciación de la moneda a lo largo de cuarenta años y el aumento multiplicador del precio del crudo que pasó de doce dólares el barril en esa época a los setenta y cinco actuales, es un regalo del cielo, un verdadero milagro, todo ello gracias al libre mercado y la libre competencia.

No me queda más remedio que terminar lanzando un fuerte ¡hurra! por los vuelos de “low cost” que, asociados a las inmensas posibilidades que ofrece Internet, se convierten en todo un reto para el empresariado turístico gran canario.

Las Palmas de G.C., 5 de septiembre de 2007.

Daniel Garzón Luna

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sábado, 1 de septiembre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y I)


























SUR TURÍSTICO GRANCANARIO: CUANDO LA RETIRADA DE BASURAS REQUIERE TOMA DE MEDIDAS PREVIAS
En las últimas semanas un periódico de papel local, el “Canarias7” por más señas, ha tenido la feliz idea de rellenar el hastío y vacío de información del verano con asuntos turísticos que siempre ha sido y sigue siendo una buena cantera de trabajo porque es un tema por el que casi todo el mundo se interesa por lo que les concierne, sacando a colación, especialmente, las basuras que inundan por doquier toda la zona turística del Sur de nuestra Isla. Menos mal que hay ‘secano’ de información en los meses de canícula para que prensa local dedique espacio a denunciar lo que debería ser denunciado por parte del ‘cuarto poder’ a diario y no precisamente cuando no hay otras noticias que relatar sino como una de las más importantes a contar por la sencilla razón que se trata y afecta, como todo el que opina sobre el tema reconoce y menciona, al Turismo, nuestro principal medio de vida.
Como no podía ser de otra manera ante semejante denuncia, debidamente documentada con la correspondiente información gráfica para no dejar lugar a equívocos, los flamantes responsables del turismo de los nuevos gobiernos, tanto del Cabildo grancanario como de la Comunidad Autónoma, se han fajado y han cogido la cinta de medir y se han puesto ‘manos a la cinta’ para tomar las pertinentes medidas de las basuras y poner en marcha un plan de choque para, a partir de los primeros días de septiembre según información publicada en la prensa local, liberar al principal pulmón económico de Gran Canaria, San Bartolomé de Tirajana, del asfixiante problema de la suciedad. Loable actitud por parte de los responsables de Turismo de las instituciones mentadas que lo primero que hacen no más hacerse cargo de sus respectivos departamentos es coger la escoba y comenzar el ‘curso’ con el ‘cole’ limpito. Siempre se ha dicho que escoba nueva barre bien; esperemos que así ocurra durante todo el mencionado ‘curso escolar’ y no le pase como al ‘barrendero’ anterior que ha dejado la clase hecha tal asco -en lo que a sus respectivas áreas de influencia se refiere- que ha habido que ‘tomar medidas’ para desembarazarse del cúmulo de basuras acumuladas. En lo que al ‘ama de la casa’ se refiere, la Corporación de San Bartolomé de Tirajana en este caso, debería serle de lo más bochornoso que tengan que ir a su municipio, invadiendo sus en otras cuestiones tan celosamente defendidas competencias, instancias superiores a quitarle las basuras acumuladas por doquier en la zona turística, precisamente la basura que es lo que más espanta a cualquier persona civilizada y, por supuesto, a nuestros visitantes que tanto queremos y necesitamos fidelizar y conseguir que hablen positivamente de nosotros. ¿De qué nos sirve tantísimo dinero gastado en promoción cuando nos ‘despromocionamos’ sobre el terreno de forma tan absurda e irresponsable al tener la zona turística hecha un basurero?
El argumento que esgrimen los responsables municipales de San Bartolomé de Tirajana de que no pueden retirar las basuras porque no hay dinero suficiente dado que su municipio recibe asignación monetaria en los presupuestos del Estado sólo por sus habitantes de derecho y no de hecho, si bien es un argumento más que válido como reivindicación de urgentísima solución porque una institución que recibe una asignación del Estado para 50.000 habitantes no puede atender las necesidades de 250.000 sin que haya grandes desajustes en las prestaciones de servicios a su ciudadanía, tema éste que bien justifica una ‘cruzada’ por parte de toda la prensa cuya economía dependa de zonas turísticas a nivel nacional, no justifica ni es excusa válida, no obstante, para que las basuras se acumulen durante meses y meses en ‘escaparates’ públicos de la zona turística; este hecho, exhibido en fotografías que como mencioné antes han sido publicadas en la prensa local, no deja lugar a la menor duda y es imperdonable por la simple razón que la limpieza es la primera asignatura a aprobar por cualquier municipio que vive del turismo. Igualmente es digno de toda crítica el hecho de que se dejen secar las plantas por falta de riego pues se dan no pocos casos en que se riegan cuando se plantan en el curso uno de esos ‘planes de choque’ millonarios de rehabilitación y después se dejan morir por pura desidia y abandono por parte del edil encargado de los menesteres de Parques y Jardines, sin que el primer edil quede exento de la parte de responsabilidad que le corresponde como máximo responsable del Municipio.
En lo que a la eliminación de las plagas de cucas de Playa del Inglés vía impulsión de insecticida dentro de sus canalizaciones de desagües por medio de compresores-inyectores, así como el exterminio de las plagas de mosquitos del entorno de la charca de Maspalomas fumigando a los huevos en proceso de incubación en el entorno de la charca en la oportuna época del año, todos los años, ya expondré mis comentarios al respecto cuando el Gobierno de la Isla anuncie la ‘toma de medidas de choque’ para dar solución a esos problemas, que no son baladíes precisamente. Sólo los mosquitos rebajan de una a dos estrellas la categoría de los establecimientos de lujo de la zona, según su proximidad a la charca, cuando sus ‘escuadrillas’ entran en ‘combate’ en oleadas.
Las Palmas de G.C., 1 de septiembre de 2007.
Daniel Garzón Luna
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