GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

lunes, 29 de octubre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y IX)




LA NAVE TURISTICA GRANCANARIA: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y IX)
EL TRÁFICO EN PLAYA DEL INGLÉS (ZONAS AZULES)
La implantación de zonas azules en la zona turística sureña no ha sido una decisión muy afortunada precisamente; un craso error que, a mi criterio, debe ser rectificado. Me explico:
Como es bien sabido, los mallorquines decidieron en recientes fechas pasadas el imponer una tasa a todo turista que fuese a Baleares a ‘ensuciar’ sus islas y pusieron esa tasa ‘progresista’ que fue denominada “Ecotasa”. Es decir, unos señores que iban a pasar sus vacaciones a Mallorca de todas las partes de Europa, que gastaban allí su dinero y daban ocupación a casi toda Mallorca, fueron penalizados con un impuesto o gasto complementario llamado “ecológico”, que nada tenía que ver con las tasas aeroportuarias, sólo por pisar Mallorca. Visto desde aquí fríamente, a esto se le puede definir como creerse el ombligo del mundo y que la gente tenía que ir allí a pasar sus vacaciones porque no había ningún otro sitio donde ir. Las consecuencias no se hicieron esperar y fueron devastadoras por el rechazo que el mentado impuesto tuvo en el mercado turístico europeo, especialmente en el alemán, turistas siempre fieles a Mallorca. La crítica que semejante medida tuvo en la prensa europea fue fuertísima y la demanda hacia Mallorca descendió drásticamente, el sector turístico tuvo que bajar precios para conseguir clientes y tan pronto hubo un cambio en la mentalidad regidora del Gobierno balear el impuesto fue suprimido y Mallorca recuperó en el mercado europeo su auge perdido. Ingresaron varios millones por la “Ecotasa” pero dejaron de ingresar muchísimos millones por la regresión en el número de visitantes y por la bajada de precios en el paquete turístico.
¿Y qué tiene que ver la “Ecotasa” mallorquina con las zonas azules de la zona turística sureña y, especialmente con Playa del Inglés, se preguntará el lector? No son la misma cosa pero es casi lo mismo porque ambas han incidido en la demanda del mercado; la primera de efectos inmediatos y la segunda de forma larvada. Veamos:
La zona turística de nuestro Sur es como una inmensa fábrica de la que vive casi toda la Isla y en la que nosotros fabricamos un producto que se llama servicios; todos los servicios con los que una persona ociosa y en vacaciones puede ocuparse o ocuparle durante días o semanas, según su período de vacaciones; esto quiere decir que todo el que trabaja en Playa del Inglés o da un servicio de suministro de géneros a la zona turística es parte activa en la confección del producto-servicios que nosotros vendemos a un cliente muy especial que se llama turista y que se desplaza desde miles de kilómetros para venir aquí a comprar nuestro producto. Cuando este cliente nos falla, bien porque han salido otros productos al mercado más modernos y a mejor precio o porque hemos perdido nuestro atractivo para el cliente, entramos en un proceso regresivo de la demanda que afecta esencialmente a las ochenta mil camas extrahoteleras de nuestra principal zona turística, las cuales tienen que venderse a bajo precio para conseguir clientes, entrando así en el circulo vicioso en el que nos encontramos inmersos desde hace varios años, situación que nos ha llevado a tener que aceptar para esa ingente cantidad de camas la clientela de más bajo poder adquisitivo del mercado turístico europeo.
Ahora tal vez se pregunte el lector: ¿qué tienen que ver las zonas azules en todo este asunto? Las zonas azules de la zona turística, si bien no alcanzan el gran despropósito de la “Ecotasa” balear, es un ‘impuesto’ anti-comercial que se impuso con excesiva alegría en la zona turista y que afecta tanto al turista como al trabajador que ejerce su actividad en Playa del Inglés. Es la primera gran ‘fábrica’ donde se penaliza con un ‘impuesto’ por aparcamiento a un cliente, el turista, que viene a comprar el producto que esa ‘fábrica’ produce y comercializa y, también, penaliza por la misma vía al trabajador y suministrador de materia prima que confecciona el producto y que mantiene su vehículo estacionado en el ‘parking’ de la ‘fábrica’ durante su jornada de trabajo o durante la descarga de géneros. No olvidemos que, además de las cuatro perras que el turista tiene que meter en el parquímetro, el aparcamiento en zona azul es con frecuencia una fuente de tensión para nuestros visitante, tanto por el cumplimiento del horario elegido, del cual tiene que estar pendiente, como por la posible desagradable sorpresa de encontrarse una multa municipal por incumplimiento de algo relacionado con el pago del estacionamiento del vehículo o no encontrar el vehículo en absoluto por habérselo llevado la grúa. Los aparcamientos en zonas azules para los turistas que se alquilan coches de alquiler pueden estar ligados en muchísimos casos a situaciones desagradables y de tensión para el turista que hace uso de este servicio, el cual es por lo demás muy necesario porque el turista que lo utiliza recorre la Isla, conoce sus diferentes atractivos y hace gasto también en otros pueblos alejados de la zona turística. Cuando se producen situaciones como las antes mencionadas, el turista se encuentra perplejo, sin saber qué hacer ni a dónde dirigirse y con el consiguiente cabreo.
¿Alguna forma de reconducir esta situación? Es de suponer que la solución de este problema -que sin ser la causa de la regresión en la demanda que aqueja a Playa del Inglés no hay duda que ha contribuido a ella- pasa por la no renovación de la concesión de los aparcamientos a empresa explotadora alguna, si su caducidad es a corto plazo, y, si no es este el caso, a su revocación mediante negociación justa y sin prepotencia, si el Consistorio está en situación económica de afrontar la pertinente indemnización.
Como es de suponer, quienesquiera que hayan tomado la iniciativa de imponer las zonas azules en la zona turística la defenderán con tropecientos argumentos pero si se toman el tiempo de informarse de cómo se siente el turista que le toca vivir alguna de las situaciones antes citadas se dará cuenta que la decisión fue un craso error, error que debe ser subsanado. En todo caso, la disminución de ingresos que pueda tener el Consistorio por este concepto tal vez se lo pueda compensar el Cabildo incluyéndolo como justificado gasto de promoción, sólo extensible hasta la fecha en que San Bartolomé de Tirajana cuente como municipio turístico con la asignación presupuestaria por todos sus habitantes, los de derecho y también los de hecho, (residentes y turistas) por parte del Gobierno.
Suprimir las zonas azules es necesario porque debemos tener claro que la zona turística sureña degradada no se recuperará por sí misma; hay que recuperarla con decisiones por parte de quienes están en los puestos políticos para poder tomarlas.
Las Palmas de G.C., 27 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna
PRÓXIMO ‘CAPÍTULO’ (X): MOBILIARIO URBANO EN PLAYA DEL INGLÉS
Mismo artículo con imágenes en mis páginas Web: http://danielgarzonluna.blogspot.com/, y http://zxcvbn14.spaces.live.com/,

miércoles, 24 de octubre de 2007

PLAYA DEL INGLES EN MARCHA, ¡FELICITACIONES!




Entre trueno y trueno.......un día completo de sol.


Mis felicitaciones a la Corporación Municipal. Las imagenes valen más que mil palabras.

martes, 23 de octubre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y VIII) EL RUIDO EN LA ZONA TURISTICA











RUIDO EN LA ZONA TURÍSTICA
El ruido es un serio problema de salud pública y el mayor enemigo ambiental del ciudadano de la urbe. Así le consta a la OMS (la Organización Mundial de la Salud) cuyo informe del año 2006, del cual se hizo eco la prestigiosa revista “New Scientist”, hace saber que murieron en dicho año 7.000.000 de personas por ataques cardíacos de las cuales 210.000 tuvieron su motivación en el ruido. El ruido constante y desproporcionado ejerce, según este informe científico de la OMS, una acción devastadora sobre el sistema nervioso que origina problemas cardiovasculares a muchísimas personas. En Europa tan solo el ruido del tráfico contribuye en un 3% a los ataques cardíacos o apopléjicos que se producen.
¿Y qué tiene que ver esta historia con la decadencia de Playa de Playa del Inglés, se preguntará el Lector? Tiene mucho que ver, muchísimo diría yo; incluso me aventuro a aseverar que el enemigo que más daño ha hecho a la zona turística grancanaria, especialmente a Playa del Inglés, ha sido el ruido. Es casi imposible cuantificar el número de turistas que hemos perdido a consecuencia de una cosa aparentemente tan simple como el ruido y digo lo de ‘aparentemente’ porque se da la circunstancia que donde quiera que vayamos impera la ‘ley del ruido’ y ya lo tomamos por descontado. No obstante, lo que nosotros creemos que es normal -no en vano somos el primer país después de Japón con el mayor grado de contaminación acústica del mundo- no tiene necesariamente que creerlo también nuestro visitante y, de hecho, no sólo no lo cree sino que lo rechaza de plano y, además de rechazarlo, toma ‘sus medidas’ para no sufrirlo que son, simple y llanamente, no repetir su estancia entre nosotros ni recomendarnos. El ciudadano de cualquier urbe, Las Palmas capital por ejemplo, sufre diariamente el atronador ruido del tráfico -gran parte de ese ruido suprimible si las autoridades municipales estuvieran a la altura del problema, que no lo han estado en Las Palmas de Gran Canaria en ningún mandato anterior ni lo están en el presente, aunque con tan sólo tres meses de mandato sea prematuro el denunciarlo- y no tiene más remedio que aguantarlo por la simple razón que es su lugar de residencia y está atrapado en una trampa de la que no puede inhibirse. Esta situación de ‘enjaulado’ dentro del estruendo del tráfico del habitante de las Palmas capital -tomada como ejemplo- no es extrapolable al turista-habitante del Sur de la Isla porque éste lo tiene más fácil, es decir, si durante su estancia de una o dos semanas en Playa del Inglés no puede dormir bien y relajarse, que es para lo que la gran mayoría ha venido, pues entonces no vuelve más y ‘su problema’, que es problema nuestro porque nosotros se lo hemos endorsado durante su estancia aquí, queda resuelto. No repite y, además, cuando cuente las vivencias de sus vacaciones en Playa del Inglés éstas tendrán colgadas la etiqueta del ruido.
Consecuentemente, y porque las cosas están así y no de otra manera, podemos aseverar que el ruido es el enemigo público número uno de Playa del Inglés y un ‘enemigo’ a abatir; este problema exige una solución porque, de lo contrario, nos podemos olvidar totalmente de la salida posible del turismo de salud y seguir por la pendiente hacia la ‘residencialización’ de la zona turística sureña que pronto irá cubriéndose de una nebulosa de inquilinos variopintos de poder adquisitivo bajo que irá envolviéndola bajo su manto y ‘contaminando’ a lo que quede con categoría y calidad. Los establecimientos de calidad estarán abocados a convertirse en ‘guetos’ rodeados de ‘jungla’ y esa imagen no se vende bien. ¿Y cuál podría ser la solución de este problema del ruido que, dentro de los no pocos que aquejan a Playa del Inglés, parece ser el más acuciante por la tortura acústica que ejerce sobre nuestros huéspedes? La solución de este problema es municipal, ESTRICTAMENTE MUNICIPAL; pocas veces está en las manos de la Corporación Municipal el solucionar por sí misma y de INMEDIATO un problema que tantísimo daño ha hecho y hace a su zona turística. La Corporación Municipal está facultada para tomar decisiones, con el respaldo de lo estipulado en la Normativa de Contaminación Acústica Ambiental de la CEE, sobre todo lo que afecte negativamente a la convivencia de sus ciudadanos o resulte perjudicial para el municipio en materia de ruido; no hace falta ningún ‘Plan General contra el Ruido’ aprobado por el Parlamento para tomar decisiones al respecto, y, si bien la CEE marca un máximo de 65 decibelios durante el día y 55 por la noche para la vía pública, no quita la incuestionable potestad de la Corporación Municipal para establecer los decibelios que estime por conveniente dentro de la zona turística y restringir la circulación por ella de todo vehículo que la sobrepase. A este respecto la OMS coincide plenamente con la Normativa de la CEE en los topes de permisividad al ruido. No faltan Corporaciones que llegan incluso a convertir zonas determinadas de sus respectivas ciudades en estrictamente peatonales.
A continuación cito algunas actuaciones que, a mi criterio, deben ser tomadas de INMEDIATO y con carácter urgente para reconducir considerablemente la contaminación acústica en el hábitat de Playa del Inglés a parámetros razonables. Veamos:
1) Prohibición absoluta durante todo el día de toda motocicleta, o CUALQUIER OTRO VEHÍCULO, con escape libre o defectuoso en la emisión de ruido. Después de la pertinente publicación del Edicto sobre el particular, todo vehículo que sea sorprendido por la policía municipal circulando por la zona turística contraviniendo esta disposición deberá ser detenido y retirado de la vía pública por la grúa municipal, sin contemplaciones.
2) Prohibición absoluta de entrada en Playa del Inglés de motos, ESPECIALMENTE LAS DE GRAN CILINDRADA, a partir de las 21,00 y hasta las 8,00 horas; esta medida es de fácil aplicación pues Playa del inglés sólo tiene tres posibles entradas de acceso para vehículos. Deben ser excluidas de esta normativa las motos repartidoras de comidas y otros menesteres a domicilio, siempre y cuando no circulen con escapes libres y trucados sobrepasando los decibelios que estipule la Corporación. También deben ser incluidos en este apartado los coches turbo que contaminen por encima de los 65 decibelios.
3) Prohibición absoluta de emisión de música al aire libre en la zona turística a partir de las 22,00 horas, salvo en eventos especiales y previamente autorizados. (En el próximo ‘capítulo’ me extenderé algo más sobre la música).
Huelga el mencionar que quienquiera que tenga necesidad de satisfacer su ego haciéndose notar por medio del ruido tiene una maravillosa autopista a su disposición a un kilómetro de distancia de Playa del Inglés; nuestros visitantes y todos los que viven del turismo no tienen porqué sufrir y padecer los complejos personales de nadie, y, como mencioné con anterioridad, las medidas a aplicar conta el ruido por la Corporación Municipal están contempladas dentro de la Normativa europea al respecto, estando ésta totalmente legitimada para aplicarlas con la contundencia que requiera la gravedad del problema que el ruido ha originado y origina a la zona turística. Por supuesto que siempre habrá gente que no dejará de tildar a la Corporación Municipal de ‘fundamentalista’ cuando aplique las normas con contundencia pero no hay que olvidar en todo ello que el ruido a discreción nos ha hecho perder clientes por un tubo y no se puede seguir permitiendo -y si se hace los responsables de ello no estarán cumpliendo con la defensa de los intereses generales para lo que han sido votados- que un puñado de desaprensivos pongan en pie a toda Playa del Inglés a cualquier hora de la madrugada si les place, solamente con una simple moto o un coche turbo o con un cacharro digno del potrero con el tubo de escape roto. No olvidemos que una motocicleta con el escape trucado o una moto de gran cilindrada lanzan a la atmósfera entre 125 y 150 decibelios y un ruido entra en fase dolorosa a partir de 120 db y a partir de 140 entra en el umbral del dolor, bastando 45 dB para sacar a cualquier persona no drogada del sueño.
Como quiera que de toda la gente que entra y circula por Playa del Inglés el 99 por ciento vive del turismo o depende indirectamente de él y, por tanto, si el ruido es el ‘enemigo’ número uno a abatir, verán agradecidos que la Corporación se ocupa de solucionar los problemas que han puesto a la zona turística, y por consiguiente su medio de vida, en un callejón de difícil salida. Poca gente responsable estará en contra de esta medida y corresponde a la Corporación el difundir de forma continuada su importancia entre la población que se mueve por la zona turística para que cada uno contribuya con su modesta aportación a la mejora de la contaminación acústica en toda la zona, cosa que redundará en clientes más contentos y, por consiguiente, en beneficio de todos. (Ver cuadros de la influencia que ejerce el ruido en el comportamiento de la persona en este ‘capítulo’ de mi página Web).
Las Palmas de G.C., 22 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna
PROXIMO ‘CAPÍTULO’ (y IX): RUIDO EN EL ALOJAMIENTO, MÚSICA, LOCALES NOCTURNOS Y TRÁFICO
MISMO ARTÍCULO CON IMÁGENES EN MI PÁGINA WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com/, y http://zxcvbn14.spaces.live.com/,

jueves, 18 de octubre de 2007

RENOVACION DE LA PLANTA EXTRAHOTELERA OBSOLETA PARA TURISMO DE CALIDAD

RENOVACIÓN DE LA PLANTA EXTRAHOTELERA OBSOLETA PARA TURISMO DE CALIDAD

El diario “Canarias7” del día de hoy, 17 de octubre, publica en su página de “Economía” la decisión del presidente del Gobierno canario de convocar para el próximo viernes, día 19, una cumbre con el sector turístico canario en Fuerteventura para unificar criterios sobre la supuesta crisis turística que ya ha comenzado a exponer su virulencia en San Bartolomé de Tirajana donde en cuestión de semanas han cerrado sus puertas treinta bares y restaurantes de su zona turística, todo ello teniendo en puertas como tenemos el comienzo de la temporada alta por excelencia, o, por lo menos, la que siempre fue alta.

Sobre esta cumbre y lo publicado sobre ella en el referido diario, merece una especial mención lo que el Gobierno tiene en mente llevar a esa reunión y, como quiera que va a ser el tema de fondo de este comentario, transcribo literalmente un trozo de lo publicado. Dice:
“Por su parte, el Ejecutivo reclama al sector privado un esfuerzo por acabar con la planta turística obsoleta utilizando los recursos de la Reserva de Inversiones de Canarias (Ric). El Gobierno apuesta por avanzar hacia un turismo de calidad pero este objetivo choca con el deterioro de la planta extrahotelera. La cumbre turística también será el escenario ideal para aclarar la posición del Gobierno sobre el futuro de la moratoria turística”.

En este pequeño trozo de la información publicada se condensa toda la situación de decadencia sobrevenida a la zona turística del Sur grancanario, su estancamiento en los mercados emisores de turismo y su proyección de futuro. Me explico: Como es bien sabido, las 80.000 camas extrahoteleras de la zona turística sureña, la mayor parte de ellas necesitadas de renovación, están en manos de muchísimos propietarios de apartamentos y bungalows que están en la explotación turística bajo el concepto de comunidad que, a su vez, y en la mayoría de los casos, tiene alquilado el complejo a una empresa turística explotadora del mismo. No me consta que propietario alguno de cama extrahotelera explotada turísticamente en comunidad se haya podido acoger a los beneficios que contempla la RIC como es el caso de una empresa hotelera o extrahotelera cualquiera que explota, como empresa, su propio establecimiento. Consecuentemente, el renovar la planta extrahotelera con dineros de la RIC, en el supuesto citado que es casi general, está totalmente fuera de lugar y falta de realismo pues la RIC no contempla como beneficiarios a contribuyentes del IRPF que son casi todos los propietarios de la cama extrahotelera.

La renovación de la planta extrahotelera pasa inexorablemente por inversión en el inmueble por la propiedad del mismo; no hace falta ser un experto en economía para asumir que esta inversión no se realizará por parte de los propietarios si no hay expectativas reales de rentabilidad, y en caso alguno en aras de satisfacer la política surrealista de algún que otro político que estén empecinados en la misión imposible de meter turismo de calidad o con poder adquisitivo medio alto en apartamentos o bungalows.

Ahora la pregunta que uno puede formularse es la siguiente: ¿existen expectativas de rentabilidad para invertir en esa planta extrahotelera obsoleta? Dado la situación de dejadez y abandono en que está sumida la zona turística sureña por parte de las distintas Administraciones resulta aventurado el vaticinar una rentabilidad razonable y a corto plazo, no tanto porque los complejos renovados no encuentren clientela sino porque a esa clientela le apetezca venir a pasar sus vacaciones a una zona degradada en la que la irracionalidad ha llegado hasta el extremo de tener aparcado en caja desde el 2001 ventidos millones de euros del Plan de Calidad de Infraestructura Turística para invertir en infraestructuras en las zonas turísticas del Sur y, según la consejera de Turismo del Gobierno autónomo, no han sido invertido en cinco años. Y, mientras tanto, los turistas bajando y subiendo 75 escalones diariamente en Playa del Inglés para acceder a la playa. ¡Inaudito!

En lo que a la mención de la “apuesta del Gobierno por un turismo de calidad pero este objetivo choca con el deterioro de la planta extrahotelera” se refiere, es realmente de ciencia ficción porque no hay más remedio que preguntarse: ¿tiene el Gobierno un asesor de mercado turístico que le tenga informado de lo que ese mercado pide? ¿De dónde se saca el Gobierno que se puede apostar por el turismo de calidad y se puede ganar esa apuesta con una planta turística extrahotelera cuando ese turismo pide hoteles de cuatro y cinco estrellas y que, además, esta planta extrahotelera no son villas de lujo sino, en gran parte, vulgares apartamentos y bungalows de los años sesenta y setenta? ¿Pretende el Gobierno ganarse ese mercado de calidad con esa planta extrahotelera, aunque se renueve? Indiscutiblemente que, turísticamente, estamos perdiendo el Sur pero en el concepto de política turística hemos perdido el Norte totalmente, no precisamente desde ahora sino del mismísimo día en que se le puso la ‘camisa de fuerza’ a Gran Canaria en su desarrollo turístico hotelero con el primer PIOT de 1995 y se la mantuvo en esa situación inamovible con continuadas decisiones políticas hasta nuestros días.
Con relación a la mención que hace la mentada información sobre la Moratoria o Ley de Directrices, debo decir que esta Ley ha cumplido sobradamente el objetivo que se marcó Tenerife, la isla propulsora de la misma, que fue parar en seco el crecimiento hotelero de las demás islas, especialmente Gran Canaria, una vez que ellos habían alcanzado la meta de crecimiento de camas hoteleras que se habían trazado. El achacar por parte de algunos políticos grancanarios al anterior Gobierno el incumplimiento del desarrollo de la Ley de Directrices, razón por la que la planta extrahotelera obsoleta del Sur no se haya renovado, según ellos, es una pura falacia y ganas de confundir a la ciudadanía; todo el que tiene algo que ver con la libre iniciativa y la libertad de mercado sabe muy bien que el Gobierno no puede obligar a ningún propietario de un apartamento a invertir en él si no le cuadran sus cuentas y tampoco puede el Gobierno acometer por sí mismo y a cargo del presupuesto de la Comunidad Autónoma la renovación de esa planta obsoleta porque, visto desde ese ángulo, también tendría que renovar a cargo del erario público las peluquerías de mi barrio que han perdido la clientela por obsoletas, y, por tanto, esa renovación prevista en las Directrices es de imposible obligado cumplimiento. No se puede ni debe justificar un total fracaso político como ha sido la Ley de las Directrices para Gran Canaria con un argumento tan pueril como es el culpar a otros de la no renovación de la planta extrahotelera de la zona turística. El rectificar es cosa de sabios y el mantener numantinamente un equívoco político del calado de las Directrices es cosa de algunos políticos grancanarios que, a la sombra del desconocimiento de la ciudadanía sobre la materia, mantienen sin pudor la postura del ‘sostennella y no enmendalla’.
Las Palmas de Gran Canaria, 17 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna

RENOVACIÓN DE LA PLANTA EXTRAHOTELERA OBSOLETA PARA TURISMO DE CALIDAD

RENOVACIÓN DE LA PLANTA EXTRAHOTELERA OBSOLETA PARA TURISMO DE CALIDAD
El diario “Canarias7” del día de hoy, 17 de octubre, publica en su página de “Economía” la decisión del presidente del Gobierno canario de convocar para el próximo viernes, día 19, una cumbre con el sector turístico canario en Fuerteventura para unificar criterios sobre la supuesta crisis turística que ya ha comenzado a exponer su virulencia en San Bartolomé de Tirajana donde en cuestión de semanas han cerrado sus puertas treinta bares y restaurantes de su zona turística, todo ello teniendo en puertas como tenemos el comienzo de la temporada alta por excelencia, o, por lo menos, la que siempre fue alta.
Sobre esta cumbre y lo publicado sobre ella en el referido diario, merece una especial mención lo que el Gobierno tiene en mente llevar a esa reunión y, como quiera que va a ser el tema de fondo de este comentario, transcribo literalmente un trozo de lo publicado. Dice:
“Por su parte, el Ejecutivo reclama al sector privado un esfuerzo por acabar con la planta turística obsoleta utilizando los recursos de la Reserva de Inversiones de Canarias (Ric). El Gobierno apuesta por avanzar hacia un turismo de calidad pero este objetivo choca con el deterioro de la planta extrahotelera. La cumbre turística también será el escenario ideal para aclarar la posición del Gobierno sobre el futuro de la moratoria turística”.
En este pequeño trozo de la información publicada se condensa toda la situación de decadencia sobrevenida a la zona turística del Sur grancanario, su estancamiento en los mercados emisores de turismo y su proyección de futuro. Me explico: Como es bien sabido, las 80.000 camas extrahoteleras de la zona turística sureña, la mayor parte de ellas necesitadas de renovación, están en manos de muchísimos propietarios de apartamentos y bungalows que están en la explotación turística bajo el concepto de comunidad que, a su vez, y en la mayoría de los casos, tiene alquilado el complejo a una empresa turística explotadora del mismo. No me consta que propietario alguno de cama extrahotelera explotada turísticamente en comunidad se haya podido acoger a los beneficios que contempla la RIC como es el caso de una empresa hotelera o extrahotelera cualquiera que explota, como empresa, su propio establecimiento. Consecuentemente, el renovar la planta extrahotelera con dineros de la RIC, en el supuesto citado que es casi general, está totalmente fuera de lugar y falta de realismo pues la RIC no contempla como beneficiarios a contribuyentes del IRPF que son casi todos los propietarios de la cama extrahotelera. La renovación de la planta extrahotelera pasa inexorablemente por inversión en el inmueble por la propiedad del mismo; no hace falta ser un experto en economía para asumir que esta inversión no se realizará por parte de los propietarios si no hay expectativas reales de rentabilidad, y en caso alguno en aras de satisfacer la política surrealista de algún que otro político que estén empecinados en la misión imposible de meter turismo de calidad o con poder adquisitivo medio alto en apartamentos o bungalows. Ahora la pregunta que uno puede formularse es la siguiente: ¿existen expectativas de rentabilidad para invertir en esa planta extrahotelera obsoleta? Dado la situación de dejadez y abandono en que está sumida la zona turística sureña por parte de las distintas Administraciones resulta aventurado el vaticinar una rentabilidad razonable y a corto plazo, no tanto porque los complejos renovados no encuentren clientela sino porque a esa clientela le apetezca venir a pasar sus vacaciones a una zona degradada en la que la irracionalidad ha llegado hasta el extremo de tener aparcado en caja desde el 2001 ventidos millones de euros del Plan de Calidad de Infraestructura Turística para invertir en infraestructuras en las zonas turísticas del Sur y, según la consejera de Turismo del Gobierno autónomo, no han sido invertido en cinco años. Y, mientras tanto, los turistas bajando y subiendo 75 escalones diariamente en Playa del Inglés para acceder a la playa. ¡Inaudito!
En lo que a la mención de la “apuesta del Gobierno por un turismo de calidad pero este objetivo choca con el deterioro de la planta extrahotelera” se refiere, es realmente de ciencia ficción porque no hay más remedio que preguntarse: ¿tiene el Gobierno un asesor de mercado turístico que le tenga informado de lo que ese mercado pide? ¿De dónde se saca el Gobierno que se puede apostar por el turismo de calidad y se puede ganar esa apuesta con una planta turística extrahotelera cuando ese turismo pide hoteles de cuatro y cinco estrellas y que, además, esta planta extrahotelera no son villas de lujo sino, en gran parte, vulgares apartamentos y bungalows de los años sesenta y setenta? ¿Pretende el Gobierno ganarse ese mercado de calidad con esa planta extrahotelera, aunque se renueve? Indiscutiblemente que, turísticamente, estamos perdiendo el Sur pero en el concepto de política turística hemos perdido el Norte totalmente, no precisamente desde ahora sino del mismísimo día en que se le puso la ‘camisa de fuerza’ a Gran Canaria en su desarrollo turístico hotelero con el primer PIOT de 1995 y se la mantuvo en esa situación inamovible con continuadas decisiones políticas hasta nuestros días.
Con relación a la mención que hace la mentada información sobre la Moratoria o Ley de Directrices, debo decir que esta Ley ha cumplido sobradamente el objetivo que se marcó Tenerife, la isla propulsora de la misma, que fue parar en seco el crecimiento hotelero de las demás islas, especialmente Gran Canaria, una vez que ellos habían alcanzado la meta de crecimiento de camas hoteleras que se habían trazado. El achacar por parte de algunos políticos grancanarios al anterior Gobierno el incumplimiento del desarrollo de la Ley de Directrices, razón por la que la planta extrahotelera obsoleta del Sur no se haya renovado, según ellos, es una pura falacia y ganas de confundir a la ciudadanía; todo el que tiene algo que ver con la libre iniciativa y la libertad de mercado sabe muy bien que el Gobierno no puede obligar a ningún propietario de un apartamento a invertir en él si no le cuadran sus cuentas y tampoco puede el Gobierno acometer por sí mismo y a cargo del presupuesto de la Comunidad Autónoma la renovación de esa planta obsoleta porque, visto desde ese ángulo, también tendría que renovar a cargo del erario público las peluquerías de mi barrio que han perdido la clientela por obsoletas, y, por tanto, esa renovación prevista en las Directrices es de imposible obligado cumplimiento. No se puede ni debe justificar un total fracaso político como ha sido la Ley de las Directrices para Gran Canaria con un argumento tan pueril como es el culpar a otros de la no renovación de la planta extrahotelera de la zona turística. El rectificar es cosa de sabios y el mantener numantinamente un equívoco político del calado de las Directrices es cosa de algunos políticos grancanarios que, a la sombra del desconocimiento de la ciudadanía sobre la materia, mantienen sin pudor la postura del ‘sostennella y no enmendalla’.
Las Palmas de Gran Canaria, 17 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna

jueves, 11 de octubre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y VII)
















BAJADA Y SUBIDA A LA PLAYA POR MEDIO DE ESCALERAS MECANICAS Y ASCENSORES
Las bajadas a la playa de Playa del Inglés por la escalera de 75 escalones , 10 descansillos -sin bancos para un respiro en ninguno de ellos- y con un desnivel del 75%, situada detrás del Hotel Sahara Playa, y la que se encuentran enfrente, al lado del Hotel Dunamar, con 76 escalones, un solo descansillo en el centro de la misma -también sin banco para un respiro- y con un desnivel del 70%, hacen imposible el desplazamiento a la playa de personas inválidas que tienen que hacerlo, las poquísimas que lo hacen, con un medio de transporte especial para ello, siendo también de alto riesgo cardíaco el bajar a la playa para personas mayores por el esfuerzo físico que implica la subida con la consiguiente alteración del ritmo cardíaco. Dentro de los muchos obstáculos físicos que existen a lo largo y ancho de la zona turística para personas mayores y discapacitados -los más relevantes ya incluí en mi exposición IV-, las mentadas escaleras son, sin duda alguna, los más disuasorios para que una persona con problemas de movilidad o cardíacas repita su estancia en Playa del Inglés o la recomiende a alguien; por tanto, las escaleras hacia la gloria o el infierno, según se bajen hacia la playa -que es una gloria- o el infierno si se miran los 75 escalones desde abajo para subirlos, van a ser los dos puntos álgidos del termómetro que marcará si las tres Administraciones -además de Costas en lo que le pueda concernir- implicadas en ese resurgir de la zona turística sureña pasan la gran prueba de acometer la eliminación de estos dos tremendos obstáculos físicos para demostrar su resoluta decisión de cambiar todo lo que necesite cambio o mejora en esa zona turística; estas escaleras necesitan no sólo un cambio, necesitan ser condenadas y jalonadas de arriba abajo de flores de vida perenne en agradecida memoria de todas las personas que hayan padecido un infarto como consecuencia de sus subida.
Por tanto, el actual acceso a la playa por el Anexo II por medio de estas dos escaleras -que es el único si no se entra por Maspalomas, a través de las dunas o se baja por la escalera decimonónica de 82 escalones y 80% de desnivel que se encuentra cerca del Parque Tropical- tiene que ser sustituido INEXCUSABLEMENTE por medios ‘civilizados’ de subida y bajada utilizados hoy en día dondequiera que confluye un número elevado de usuarios (El Corte Inglés no vendería ni un calcetín si no tuviera escaleras mecánicas y ascensores a los pisos elevados y bajos), y, al decir medios ‘civilizados’ me estoy refiriendo, no precisamente a vulgares montacargas para subir y bajar fardos sino a ascensores ‘como Dios manda’, panorámicos porque las vistas sobre el Océano no son para menos y con toda la categoría, la seguridad y el servicio que el ‘escalón’ de acceso a la ‘mina’ de la que sale el sustento del 80% de los ciudadanos grancanarios se merece; la playa de arena del Inglés-Maspalomas no es una mina de oro en el sentido estricto de la palabra pero está por ver que, si lo fuera, diera de comer a más gente que lo hace siendo ‘sólo’ de arena. Las escaleras mecánicas a instalar, que funcionen bien por proximidad o por peso, al igual que los ascensores tienen que ser de una calidad máxima y su mantenimiento y servicio de una permanencia casi igualable a la de una estación de bomberos, siempre presente en horas de actividad de la playa. No debemos olvidar que, si la solución del agotamiento del modelo turístico actual en que está inmersa “Maspalomas-Costa Canaria” es ganarnos el turismo de salud casi como única salida, objetivo más que alcanzable debido a la benignidad de nuestro clima, y, si se apuesta por él, hay que hacerlo con la visión y la mentalidad de esas personas que queremos conseguir para que reemplacen al turista que en gran medida hoy tenemos en esa zona y que por su poco poder adquisitivo y escasa calidad cultural la ha degradado y hundido.
La inmediatez con que las citadas Administraciones acometan esta IMPERIOSA necesidad y la calidad que le den a los mecanismos y su entorno serán el ‘gesto’ inequívoco de que las cosas van en serio y no es pura falacia electoralista, restituyendo la credibilidad justificadamente perdida en las Administraciones por parte del empresariado de Playa del Inglés que verá en ello un nuevo amanecer para su devaluada propiedad animándole a ponerla al día invirtiendo en ella lo necesario. El pensar, como algún que otro político en sus desvaríos populistas y surrealistas quiere hacer creer, que la Administración correrá económicamente de alguna manera con los gastos de rehabilitación de la planta turística obsoleta es un espejismo porque es de una simpleza y claridad meridiana que en una economía de libre mercado, como a la que pertenecemos, el propietario de un inmueble turístico es dueño de él para lo bueno y para lo malo, es decir, si su producto tiene demanda hay negocio y gana dinero; si no tiene demanda no hay negocio y no sólo no gana sino que puede perder, como en la bolsa, por lo que meterá dinero en el negocio si ve perspectivas de rentabilidad; el intervencionismo y el dirigismo por parte de la Administración a fuerza de decreto aquí no funciona porque el empresario es libre de arriesgar su dinero donde y cuando lo crea pertinente; concepto que también es extensible a cualquier señor Smith residente en Londres o Berlín que escogerá para pasar sus vacaciones un destino de moda y a buen precio u otro donde lo haya pasado bien en otras ocasiones; pueden estar seguro políticos voluntariosos grancanarios que no se decidirá por un apartamento o bungalow en Playa del Inglés si no le ofrece lo que busca pues tiene un amplio abanico en el mercado donde elegir.
Por tanto, la palabra mágica es CREDIBILIDAD, esa es la palabra clave para restaurar la confianza en el mundo empresarial de forma que se endeude y acometa las obras de remodelación necesarias en sus propiedades para convertir Playa del Inglés en el mejor centro de salud de toda Europa pues tiene lo fundamental para ello que es el clima y la playa para conseguirlo. Cae de su propio peso que serán los bancos los que jueguen un papel decisivo en todo ese proceso de renovación generalizada porque Playa del Inglés necesitará, por el lado empresarial, ingentes cantidades de dinero para remozarse y son los bancos esencialmente los que tienen y pueden facilitar ese dinero. Es de suponer que lo harán, porque ese es su negocio, pero sólo si la palabra CREDIBILIDAD está en el ambiente cuyos aires positivos sólo pueden ser transmitidos por las tres Administraciones -y la colaboración de Costas- para que los bancos apuesten por la zona turística e inviertan y presten su dinero sin grandes riesgos de no recuperarlo. Que nadie olvide que sin el crédito bancario bien poco se podrá realizar en la renovación y nuevo enfoque comercial de toda la zona turística sureña. En lo que al Departamento de Costas se refiere, y a juzgar por sus últimos posicionamientos con relación a la extracción de arena del mar para las playas, sí parece estar por la labor de aportar no solo ‘un granito de arena’ sino muchos granitos para cooperar en gran escala en el resurgir del Sur turístico grancanario. Esperemos que no surjan criterios fundamentalistas por parte de Medio Ambiente y trunquen algo tan importantísimo para Gran Canaria como es la regeneración de sus playas sureñas y acondicionamiento de otras existentes pero no concurridas por falta de arena.
Creo que queda claro la importancia que tiene, a mi criterio, que bajo ningún concepto la instalación de ‘civilizados’ medios de acceso a la playa por medio de escaleras mecánicas y ascensores panorámicos dejen de ser incluidos en el “Plan de Renovación del Sur” del Cabildo, siendo ésta una de las actuaciones que, junto con la conversión de la GC-500 en vía urbana con carril para bicicletas, no pueden ser pospuestas ni hechas a medias; hay que acometerlas ya, de inmediato, y serán el verdadero ‘pistoletazo de salida’ para que comience ‘un nuevo despertar’ en la zona turística del Sur al que estoy seguro que el empresariado y propietarios de inmuebles en la zona turística sureña se unirán con ilusión.
Las Palmas de G.C., 10 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna
PROXIMO ‘CAPITULO’ (VIII): RUIDO Y TRAFICO
MISMO ARTICULO CON IMAGENES EN MI PAGINA WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com/

sábado, 6 de octubre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y VI)







LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO: EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y VI)
MOVILIDAD POR MEDIO DE GUAGUAS URBANAS (SERVICIO A CREAR)
La zona turística sureña, desde Bahía Feliz hasta Meloneras con inclusión de los pueblos aledaños de San Fernando, El Tablero Y las ramificaciones de Montaña La Data y El Salobre, alberga una población de hecho de unos 130.000 habitante, de los cuales unos cien mil son turistas que se alternan.
No hay servicio público urbano de guaguas en toda esta zona turística; sólo un tímido pero muy loable paso de los servicios de guaguas interurbanas desde Las Palmas capital y otros puntos de la Isla en sus rutas hacia el Sur/Suroeste y viceversa. Por muy inverosímil que parezca, la zona turística del Sur de la Isla, el pulmón económico machaconamente repetido hasta la saciedad por todo quisque, que comprende una extensión de unos diez kilómetros de costa y unos ocho de la costa hacia las montañas, que alberga una población de unas 130.000 personas de hecho -unos cien mil turistas y unos treinta mil residentes-, masa de personas equivalente al 38% de los 377.056 habitantes que tiene Las Palmas capital ¡el 38%!, no tiene servicio de transporte urbano de guaguas, y todo ello después de cuarenta años que comenzara la explotación y vertiginoso desarrollo de la zona, hoy emporio turístico, que se ha convertido en la mayor concentración de camas turísticas en una sola zona que existe en toda España.
Y bien, ¿Cuáles son las consecuencias que esta ausencia de transporte público urbano de guaguas ha tenido y sigue teniendo para la zona turística y pueblos aledaños? Las consecuencias son relevantes, tanto en lo que a la población residente atañe como al visitante o turista, y, también, en lo que al conjunto de núcleos urbanos en sí mismos se refiere. Con relación a los núcleos urbanos, existe un divorcio tácito entre toda la zona turística sureña y los núcleos poblacionales aledaños de residentes como son los pueblos de San Fernando y El Tablero, por ejemplo; la carretera GC-500 ha ejercido un efecto ‘separatista’ férreo, especialmente desde el desdoblamiento de esta vía, entre la población flotante de las urbanizaciones turísticas y los pueblos de residentes. Las ‘incursiones’ de turistas que atraviesan ese ‘cinturón de hierro’ desde Playa del Inglés hacia San Fernando, por ejemplo, es puro anecdótico si se sopesa las decenas de miles de turistas que pueblan las urbanizaciones turísticas, que se renueva constantemente y cuyo interés, por lo tanto, tiene permanente continuidad.
En lo que al residente se refiere, la ausencia de guaguas urbanas ha tenido y tiene repercusiones muy negativas de movilidad dentro de la zona sureña y está obligado a disponer de vehículo propio para poder ejercer cualquier actividad, tanto profesional como de carácter privado, cosa que justifica que San Bartolomé de Tirajana, que tiene una población de derecho de 50.000 habitantes aproximadamente, esté a la cabeza de municipios que con ese número poblacional tenga más coches por familia en todo el territorio nacional; este hecho, si bien tiene la vertiente positiva de la libertad de movimiento individual por tener vehículo propio, no deja de ser una carga económica y síquica importante para la gente joven que se incorpora al mercado de trabajo, por lo general a un puesto de trabajo en precariedad, y tiene ya que endeudarse de entrada con la adquisición de un vehículo y vivir la angustia de cómo hacer frente a las letras si no hay renovación de contrato que, incomprensiblemente en una zona que vende servicios y tan importante es fidelizar al cliente como al empleado, es lo habitual.
En lo relativo al visitante o turista, los factores negativos se centran en la falta de conexión vía transporte urbano de guaguas entre las siete u ocho urbanizaciones que componen la zona turística entre sí y, también, con los pueblos aledaños, cosa que ha influido en gran medida a que el visitante pierda interés por deambular por otras zonas y se limite a las del entorno donde se aloja, motivo éste que limita las vivencias del turista y sus experiencias se circunscriban a un entorno muy reducido en detrimento de una visión más amplia de Gran Canaria. Aquí pueden haber jugado un papel importante dos conceptos distintos pero relacionados entre sí como es que nuestros visitantes vienen de países en los que el transporte público de autobuses, sobre todo, es utilizado por sistema y el taxi en determinadas ocasiones, factor que crea una predisposición mental determinada, y otro es que el salir de una urbanización de la zona turística a otra implica el pasar forzosamente por la carretera general GC-500 que, hasta la apertura de la autopista hacia el Sur/Suroeste, ha sido de hecho una autopista de cuatro carriles, trazado que perdura al día de hoy.
Ahora puede presentarse el interrogante: ¿en qué puede haber influido la ausencia de transporte urbano de guaguas en la decadencia de la zona turística del Sur? A mi criterio, el mayor motivo que puede haber influido ha sido que las distintas urbanizaciones de la zona turística se han convertido en departamentos estancos con ausencia de suficiente fluidez en la comunicación vial entre ellas mismas y también con los pueblos aledaños. ¿Alguna forma de reorientar esta situación de divorcio entre la zona turística del Sur y los pueblos aledaños, así como entre sus propias urbanizaciones? Sí lo hay y pasa inexcusablemente por la instauración inmediata de un servicio urbano de guaguas que complemente el servicio de taxis de forma que el turista sienta el deseo de conocer y moverse por todo lo que el Sur tiene que ofrecerle; lógicamente este servicio urbano de guaguas tendría que ser con vehículos modernos dotados de aire acondicionado y rampas de acceso para inválidos en sillas de ruedas, de acuerdo con lo que estipula la Ley al respecto. No hay duda que un servicio de este tipo podría influir muy positivamente en animar a los clientes a moverse más por todo el Sur dándole más vida, especialmente ayudaría a ‘sacar’ a los turistas del “todo incluido” de sus complejos y animarles a consumir en otros puntos del Sur, bien en las propias urbanizaciones turísticas o en los pueblos aledaños. La imperiosa necesidad de que la carretera GC-500, de cuatro carriles, se convierta en vía urbana con carril de bicicletas desde Morro Besudo hasta la rotonda de la Viuda de Franco ya la contempla el Plan de Renovación del Sur del Cabildo por lo que, se supone, será un hecho en breve. (Ver información gráfica al respecto en mi página Web).
Una pregunta inevitable para terminar: ¿a cuál de las tres Administraciones que han asumido el proyecto de reflotar la ‘nave’ turística del Sur le corresponde crear un servicio urbano de guaguas en la zona turística y pueblos aledaños?
Próximo capítulo (VII). ESCALERAS MECANICAS Y ASCENSORES EN LA BAJADA A LA PLAYA POR EL ANEXO II.
Las Palmas de G.C., 5 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna
MISMO ARTICULO CON IMÁGENES EN MI PAGINA WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com

lunes, 1 de octubre de 2007

LA NAVE DEL TURISMO GRANCANARIO:EMBARRANCAMIENTO ANUNCIADO (y V)





MOVILIDAD DE LOS TURISTAS DISCAPACITADOS Y LOS MAYORES EN LA ZONA TURÍSTICA DEL SUR Y PUEBLOS ALEDAÑOS.
MOVILIDAD POR MEDIO DEL TAXI
El taxi ha jugado un papel fundamental como transporte público en toda la zona turística del Sur desde que comenzó su explotación a mediado de los años sesenta hasta el día de hoy; la falta de servicio del transporte de guaguas urbano lo ha suplido el taxi casi exclusivamente durante unos cuarenta años, ya que el tímido servicio urbano que prestan las empresas de transportes interurbanos, si bien muy loable, no se puede considerar como servicio urbano dentro de la zona turística con conexión a los pueblos aledaños. Los distintos modelos de taxis operativos en el Sur, como en el resto de la Isla, no están acondicionados para el transporte de discapacitados y personas mayores con serios problemas de movilidad, con la excepción, en el Sur, de cuatro furgonetas de la empresa de taxis que sí están acondicionadas para el transporte de inválidos en sillas de rueda. Es fácil suponer que, si se opta por orientar la explotación de la zona turística del Sur -especialmente la gran masa de camas extrahoteleras de Playa del Inglés y San Agustín- hacia pensionistas y disminuidos físicos, ese número de plazas es a todas luces insuficiente teniendo en cuenta que la oferta turística sureña está por encima de las cien mil camas, por tanto, este servicio público, por ser aún el único que opera en la zona turística en calidad de servicio urbano, tiene que adaptarse a ese otro tipo de cliente ya que a los mayores con problemas óseos, que son un alto porcentaje de ellos, les resulta muy difícil el entrar y salir de un taxi bajo y con poco espacio para los pies. Y ¿cómo adaptar ese medio de transporte público a ese posible nuevo cliente en corto plazo? No es tarea fácil pero sí necesaria; sugiero el modelo de taxi londinense, el taxi europeo cómodo por excelencia, pero, a riesgo de cansar un poco, es necesario desempolvar escuetamente la historia de ese taxi y algunos de los servicios que ha prestado a Inglaterra que pueden servirnos como punto de referencia:
El primer taxi de motor inglés data de 1897 y fue el “Bersey”, alimentado por pilas y comúnmente llamado “Colibrí” (Hummingbird) por el ruido de su motor. Este taxi fue una extensión en comodidad para el pasajero de la carroza tirada por fuerza animal que se regía por una normativa inglesa escrita en 1679 que llevaba por título “Conditions of Fitness” (Condiciones de adaptabilidad -o algo así-), normativa que, podemos sorprendernos, al día de hoy aún está en vigor en Inglaterra. ¿Qué consecuencias tuvo esa fidelidad inglesa durante siglos a esa normativa? La comodidad para el pasajero y que hoy el taxi londinense esté reconocido como el más cómodo de toda Europa. Cabe ahora también preguntarse ¿aparte de su comodidad para el pasajero, qué otro servicio de relieve ha prestado este taxi londinense a Inglaterra? Un servicio importantísimo y es el siguiente: en las dos guerras mundiales el número de personas, tanto soldados como civiles, que quedaron inválidos de alguna forma fue enorme y este tipo de taxi les prestó un servicio incalculable haciéndoles menos penoso, por su facilidad para entrar y salir del mismo, el poder desplazarse de un punto a otro de la ciudad. Sólo por ese gran servicio en dos terribles ocasiones merecen lucir una placa de reconocimiento en todos y cada uno de ellos pues hoy, aunque adaptado en su funcionamiento a los nuevos tiempos, no ha perdido ni un ápice de su comodidad para el pasajero; como muestra cito dos puntos de su ficha técnica: “Extra wide passenger doors which open 90º” (Puertas extra anchas para el pasajero que abren 90º), y el otro: “Truly accesible to all people, whether wheelchairs users, mobility-limited or visually-impaired” (Acceso real para todas las personas, tanto incapacitados en silla de ruedas, los limitados en movilidad y con problemas de visión).
Y ahora puede presentarse una nueva cuestión: si el ir incorporando el modelo del taxi londinense a la flota de taxis del Sur es lo recomendable por su comodidad para el pasajero, ¿cómo financiarlo si su coste puede estar entre dos o tres millones de las viejas pesetas por encima del que suele estar en uso en el Sur y en toda la Isla? La pregunta es inevitable pero tiene respuesta: es de pura lógica que ningún taxista va a desembolsar dos o tres millones más de pesetas para adquirir un taxi o cambiar el que explota en la actualidad; tampoco se puede poner en circulación una normativa municipal que lo obligue, por lo que aquí tiene que jugar un papel decisivo las tres Administraciones que cobran impuestos del gremio del taxi, es decir, si está más que demostrado que el Sur turístico es básico para la economía de la Isla, si está dicho y redicho que ‘hay que hacer algo’ para salvar el Sur turístico, si todos los partidos políticos están de acuerdo en reflotar ese Sur y que el factor taxi puede jugar un papel importante, entonces tienen que dictar las normas, cada Administración en lo que le corresponda, para que ese mayor precio que el taxista tiene que pagar por un modelo de taxi igual al londinense, bien por renovación o aumento de la flota, y previa determinación del patrón dinerario a aplicar, sea deducido de los diversos impuestos que el taxista tiene que pagar al fisco hasta la amortización de esa demasía. En este supuesto para la solución de los problemas del Sur, como en tantos otros, las Administraciones tienen que mojarse, la palabrería no soluciona problemas.
¿Que puede producirse un problema de agravio comparativo con el gremio de taxistas de otros municipios? Sí, es posible, pero hay razones de mucho peso y convincentes que recomiendan ‘apagar el fuego’ donde se haya producido y ahora es el Sur de la Isla, cuyo papel en la economía de toda Gran Canaria nadie cuestiona, el que necesita una concentración de esfuerzos y apoyo económico, en la forma que proceda, de las tres Administraciones.
Las Palmas de Gran Canaria, 1 de octubre de 2007.
Daniel Garzón Luna
PROXIMO CAPITULO (VI): MOVILIDAD POR MEDIO DE SERVICIO URBANO DE GUAGUAS, ESCALERAS MECÁNICAS Y ASCENSORES A LA PLAYA.
MISMO ARTICULO CON IMÁGENES EN MI PAGINA WEB: http://danielgarzonluna.blogspot.com