GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

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martes, 16 de noviembre de 2010

GIBRALTAR Y LA NUEVA MINISTRA DE EXTERIORES: ENTRAR CON MALA PATA

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GIBRALTAR Y LA NUEVA MINISTRA DE EXTERIORES: ENTRAR CON MALA PATA

Nuestra nueva ministra de Asuntos Exteriores, la señora Trinidad Jiménez, ha debutado con el contencioso de Gibraltar con unas declaraciones que dejan bien claro, según lo publicado por el diario digital “EUROPAPRESS.ES” del día 2 de los corrientes, que “tiene como objetivo la recuperación de la soberanía de dicho territorio” un objetivo que, ha recordado, “han compartido todos los gobiernos sin excepción” ….. y se ha quedado tan pancha. A esto se le puede llamar inaugurar la Cartera de Exteriores con mala pata, no mala pata para la señora Ministra precisamente por haberle tocado el ‘marrón’ de Gibraltar sino que es la Cartera de Exteriores la que está condenada a la mala pata por parte de sus titulares que una vez y la otra también ocupan el Palacio de Santa Cruz con escasísimos conocimientos de lo que se cuece en los entresijos de la diplomacia española. Que una señora ministra inaugure su discurso sobre Gibraltar diciendo que España quiere recuperar la soberanía sobre la plaza es para encomendarse al Altísimo por lo que nos espera vivir todavía sobre el tema Gibraltar, pues resulta de lo más sorprendente que la señora Ministra diga ante las ‘alcachofas’ que va a pedir a los británicos la soberanía sobre Gibraltar, es decir, va a pedirles algo que ya es nuestro y nunca ha dejado de serlo.

Ante la continuidad del despiste que existe en el Palacio de Santa Cruz sobre PROPIEDAD y SOBERANÍA en la relativo a Gibraltar, no hay más remedio que hacerse las siguientes preguntas: ¿Era tan difícil para la nueva inquilina del Palacio el haberse leído e interpretado el Tratado de Utrecht, y el Artículo X en especial, para enterarse de lo que le cedimos en 1713 a los británicos y lo que nunca les cedimos, la soberanía sobre el Peñón, antes de abrir la boca y lanzarse a hacer declaraciones sobre tema tan enrevesado? ¿Es consciente la señora Ministra de Exteriores que, con relación al Peñón, le están tomando la medida en Gran Bretaña y en el propio Peñón y que cada palabra que diga será analizada minuciosamente por sus expertos para saber exactamente por donde respira y qué tajada le pueden sacar a su Ministerio con relación a Gibraltar en base a sus debilidades? ¿Es consciente la señora Ministra que en este caso la mayor debilidad será la ignorancia sobre lo que está encima de la mesa? Por de pronto, al decir que su objetivo es el de recuperar la soberanía de Gibraltar está demostrando la señora Ministra un grado de ignorancia extrema porque, si fuese el caso que la soberanía fuese ostentada por Gran Bretaña, cosa que ella parecer haber asumido ya a juzgar por sus declaraciones, no existiría la mínima duda que los del Foreign Office habrían expandido a lo largo y ancho del orbe que Inglaterra ostenta la soberanía y, con ello, el derecho a la jurisdicción de aguas territoriales, de acuerdo con los tratados internacionales, también sobre el espacio aérea del Peñón, y, además, el derecho a perforar en profundidad hasta las entrañas de la Tierra si fuese de su agrado e interés, dando por descontado que estaría dispuesta a defender dicha soberanía con toda su Navy y el resto del ejército inglés, si fuese necesario.

Los posicionamientos de la diplomacia española con relación a Gibraltar suena ya a ciencia ficción porque, si los ministros que ha tenido España en Asuntos Exteriores desde Morán para acá (Morán, Piqué, Matute, Moratinos) se empeñaron en presentar a Gran Bretaña la petición formal de que queremos recuperar la soberanía del Peñón, me da que los británicos, y también los colonos del peñón, se han estado frotando las manos, ¡cómo no! y se estarán riendo a mandíbula batiente a costa de la ignorancia que anida y es intrínseca en el Palacio de Santa Cruz desde hace décadas. Para ellos es fenomenal que sus interlocutores españoles comiencen por pedirles algo que nunca han tenido y que nunca dejó de ser español que es la soberanía del Peñón de Gibraltar. Les va de maravillas que la diplomacia española se entretenga con ese ‘hueso’ porque a ellos ni les da ni les quita que España pida algo que ellos no puedan dar, porque no lo tienen, pero sí les va como anillo al dedo que la diplomacia española así lo siga creyendo con lo que se les da pábilo a los británicos para creerse realmente que ostentan la soberanía sobre Gibraltar, sus aguas y su cielo, además del subsuelo. Consecuentemente, no dejará de resultar divertido para el Foreign Office británico el tener una interlocutora que ya de entrada reconoce el disparate de que la soberanía la ostenta Gran Bretaña y ya de entrada se propone pedirles su devolución a España. Cuando el cabeza principal de la diplomacia española confunde propiedad con soberanía, como está siendo el caso con los ministros que han pasado por el Palacio de Santa Cruz en las tres últimas décadas, pocos resultados positivos puede conseguirse de los británicos. Cuando el negociador no tiene claro cuál es la diferencia entre propiedad y soberanía la cosa adquiere tintes que nos puede llevar a la risa si no fuese la cosa tan seria y no se tratase de nuestra señora Ministra de Asuntos Exteriores la interlocutora.

Como por las declaraciones a la prensa mencionadas la señora Ministra demuestra no conocer el contenido del Tratado de Utrecht, a continuación transcribo literalmente el Artículo X que se ocupa de la entrega de la propiedad del Peñón a los británicos, artículo que no deja la más mínima duda de que no hubo cesión de soberanía sino simplemente una entrega de una propiedad con sus correspondientes límites debidamente marcados en el croquis pertinente.

“El Artículo X del Tratado de Utrecht fija el siguiente ‘status’ jurídico de la fortaleza:

“El Rey Católico, por sí y por sus herederos, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y del castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortaleza que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce en entero derecho, y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno.”
El párrafo segundo del Tratado dice lo siguiente:

“Pero, para evitar cualesquiera abusos y fraude en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se cede a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna con el país circunvecino por parte de tierra. ………….”



Por otra parte, y como quiera que los colonos y los colonizadores del Peñón deben tener claro cuál es la actitud española con relación a la colonia, ha lugar a dar la respuesta adecuada al gallito Caruana y prohibir ipso facto la venta de más escombros para el relleno de los terrenos que están robando al mar español en la colonia y prohibir terminantemente a la propiedad de la cantera que está suministrando los escombros o piedras el seguir suministrándolos, debiéndose proceder al cierre y precinto de la misma si continuase haciéndolo. Por otra parte, y para general conocimiento de la ciudadanía, los nombres de los responsables de la empresa propietaria de la cantera deben hacerse público de modo que se sepa quién o quienes se están enriqueciendo a costa de vender piedras sacadas del suelo español a la colonia para aumentar las dimensiones del suelo del Peñón a costa de aguas de jurisdicción española. Igualmente se debe poner en marcha de inmediato una inspección de Medio Ambiente que constate si la cantera en cuestión opera con total legalidad en lo referente a las normas y disposiciones de Medio Ambiente en lo referente a las actividades mineras o extracción de piedra.



CONCLUSIÓN FINAL: España debe insistir en la ejecución de los mandatos de la ONU, resoluciones 2231 de 1966 y 2353 de 1967, que emplazan a los Gobiernos británico y español a negociar un proceso de descolonización con el debido respeto a los moradores del Peñón, proceso de descolonización en el que se debe trabajar con insistencia sobre la UE y sobre Washington para que apoyen dicho proceso. El apoyo de la UE se supone por descontado y el de Washington es de esperar que también dado que la importancia de la base conjunta española-norteamericana (ahora también de la OTAN) en Rota-Morón ha eclipsado por completo la importancia que un día tuvo Gibraltar como base militar.

Las Palmas de Gran Canaria, 5 de noviembre de 2010.
Daniel Garzón Luna

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