GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

GRAN CANARIA EN SU ENCRUCIJADA (b)

jueves, 8 de diciembre de 2011

NEGOCIO MALDITO (de Manuel Mederos en CANARIAS7 el 01-04-2007)

Ayer publiqué en este blog una reproducción de un artículo que Juan I. Jiménez Mesa (q.e.p.d.) publicó en su columna "CONTRACORRIENTE" en La Provincia/DLP el 4 de junio de 2005. Hoy vuelvo a reproducir aquí un artículo de 'extramuros', en este caso de Manuel Mederos, publicado el 1 de abril de 2007 en su columna habitual "LA ARISTA" en Canarias7.

El lector puede que se pregunte si estoy desenpolvando el 'baúl de los recuerdos' y sacándolos aquí 'en procesión' pero no es así exactamente. De lo que se trata es de poner sobre la mesa opiniones vertidas hace bastantes años con una claridad meridiana sobre las moratorias turísticas que tantísimo daño han ocasionado a Gran Canaria en todos los aspectos. Manuel Mederos ha profundizado tanto sobre las moratorias y ha tratado el asunto con tanta crudeza en este artículo, denominando incluso la Ley de Directrices como 'Ley Seca', que su lectura facilitará sin ninguna duda el que cualquier ciudadano de a pie comprenda y entienda el trajín que políticos irresponsables se han traído, y se siguen trayendo, entre manos con este enredo de las moratorias turísticas que tienen congelado el crecimiento económico de Gran Canaria desde hace dos décadas.

Dejo al lector con el citado artículo de Manuel Mederos publicado el 1 de abril de 2007 en Canarias7, anticipandole desde ya que no le defraudará su lectura.

Las Palmas de Gran, 8 de diciembre de 2011.

Manuel Mederos
CANARIAS7

La Arista. Negocio maldito

01-04-2007

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=51061

"Las Directrices no es más que una 'ley seca' que origina mercados paralelos, más especulación y tráfico ilegal"

Manuel Mederos / Las Palmas de Gran Canaria

01-04-2007

Habrá que ir reflexionando seriamente sobre la perversidad que ha originado, en el seno del negocio turístico y de la política canaria, la moratoria. Lo que ocurrió la pasada semana en el Parlamento no debe pasar inadvertido de cara al futuro. La Ley de Directrices, en la que descansa la moratoria, no es más que una ley seca. Y como todas las leyes restrictivas, origina mercados paralelos, más especulación y tráfico ilegal. Esto es lo que ha pasado en Canarias en los últimos años y es la consecuencia directa de lo que pasó al cierre de la legislatura en el Parlamento, donde se aprobaron las cinco mil camas por una de las vías abiertas, la de la excepción a la ley. Si en el debate del Parlamento se descubrieron los serios compromisos a los que CC y PP pudieron llegar con las empresas interesadas en obtener licencias por esta vía, no es menos cierto que la moratoria propició, antes de su entrada en vigor, un enorme tráfico de licencias, ha impulsado a la ilegalidad de miles de camas para el sostenimiento del turismo barato, ha favorecido un crecimiento desigual, y lo que es más grave: ha contribuido a la demonización de la actividad y a la criminalización de sus empresarios.

Los analistas siguen insistiendo en que por una vía o por otra, incluida la ilegalidad, el turismo ha seguido creciendo en Canarias, pero ahora de una forma desigual, pues es Gran Canaria la que padece las mayores pérdidas de turistas. Y es que una ley que prometía parar, empezó mal. El debate previo abrió la mano a las licencias. Son cientos las licencias que los empresarios guardan en sus cajones, en algunos casos otorgadas el día antes de la entrada en vigor de la Ley; y ya muchas de ellas al borde de la caducidad. Esta trampa previa ha sido mucho más rentable en Tenerife, por ser la isla que más crecimiento tenía pendiente. La isla más perjudicada en estos años ha sido Gran Canaria, que ha visto cómo crecían Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura. Además, se calcula que en estos momentos entre 170.000 y 200.000 camas están en el mercado de forma ilegal, lo que significa que de algún modo se ha vulnerado la moratoria.

Al margen de las perversiones políticas que se han amparado en la moratoria y de los efectos negativos para el crecimiento de determinadas zonas, la Ley de Directrices ha contribuido gravemente a la demonización del sector. A su amparo se ha impuesto la conciencia de que es necesario parar por la presión que sobre el territorio ejerce esta actividad, cuando es sólo un 2,5% del territorio el que está dedicado al turismo. No es nada despreciable el impacto ambiental de los cultivos de plataneras en el norte de Gran Canaria y la presión que sobre el territorio han ejercido actividades tradicionales e históricas como el negocio del vino y la caña, que acabaron con el monte; o el tomate y el plátano, que asolan el paisaje con grandes extensiones con invernaderos. Esta demonización de la actividad turística es inexplicable, cuando se trata de un negocio que ha supuesto el despegue de Canarias, que mantiene un largo ciclo económico de casi 50 años y constituye el 70% de Producto Interior Bruto.

Esta conciencia demonizadora ha elevado también el nivel de criminalización de los empresarios, a los que se les ha convertido masivamente en sospechosos de pertenecer a las mafias, de dar prebendas a diestro y siniestro o de ser unos terroristas medioambientales. No son los empresarios víctimas de los políticos, sino en algunos casos colaboradores de la perpetuación del sistema de dependencia, pero también hay que reconocer que el propio sistema legal impuesto perpetúa estas prácticas y obligan a los empresario a entrar en el mismo. Y son los políticos los primeros en ejercer sus derechos sobre los empresarios, por ser los dueños de las llaves de la legalización de camas, del otorgamiento de licencias o de las inspecciones. Todo un entramado que contribuye a la inseguridad jurídica y política en la que se ven inmersos los proyectos, como los aprobados el viernes en el Parlamento.

En definitiva, después de la guerra parlamentaria queda en el ambiente la impresión de que una ley, en principio gestada y pensada para el progreso, ha sido superada por la dinámica del mercado, a la que no ha respondido, y ha contribuido a la cultura de la especulación y el tráfico de influencias, al parecer consustancial a la política de nuestra tierra.

(Hacer clic sobre el texto para aumentarlo y facilitar su lectura)

NEGOCIO MALDITO DE MANUEL MEDEROS EN CANARIAS7 EL 1 DE ABRIL DE 2007

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